domingo, 1 de enero de 2017

EDITORIAL DE HACIENDO CAMINO DICIEMBRE

¿CIUDADANOS O CÓDIGOS DE BARRAS?

A medida que avanza el capitalismo en su versión más sofisticada, el neo-liberalismo, vamos viendo como los seres humanos nos vamos convirtiendo cada vez con mayor evidencia en un conjunto de engranajes movidos por la vertiginosa rueda del dios mercado. Este mecanismo de perfecta relojería va creando en cada uno de los que quiera incorporarse “voluntariamente” al sistema la necesidad de ser felices, capaces y productivos, para ello necesita utilizar la mayor sutileza posible para evitar que el afectado no se dé cuenta de la manipulación que se ejerce sobre sus neuronas, lo que lo va llevando a robotizar no sólo sus gustos materiales sino también dirigiendo su modo de pensar hasta el límite de opinar sin conocer de lo que se está tratando o de creer todas las noticias, reales o no, que emiten los medios masivos de in-comunicación.
Para consolidar esta metodología el Estado debe intervenir sobre la educación, sus planes de estudio y la capacitación de los docentes, para con ello hacer que los retoños humanos vayan teniendo el tutor necesario para que no puedan torcer su voluntad desde su niñez, así construirán al autómata futuro que acompañará todas las decisiones del mercado, inclusive en la actividad social y política.
Impidiendo de esta manera que el individuo desarrolle su espíritu crítico, lo que de hacerlo lo volvería en un ser “peligroso” y hasta diríamos “subversivo” para el sistema. Cualquiera de nosotros que ejercitemos el pensamiento crítico podemos dilucidar entre lo real y lo ficticio de las noticias, por ejemplo, o podríamos tener intervención en reuniones, asambleas u otros foros y con nuestros argumentos hacer cambiar la opinión de algunos o todos los asistentes, también estaríamos en condiciones de darnos cuenta del grado de opresión que ejerce el poder sobre la sociedad, y para colmo intentaríamos luchar contra dicha sumisión.