domingo, 17 de marzo de 2013

SEGUIR EL EJEMPLO ANTIIMPERIALISTA DEL COMANDANTE CHÁVEZ



POR Sergio Ortiz

El presidente de Venezuela ha muerto, por doloroso e increíble que
sea, cuando apenas tenía 58 años de edad. Estaba en la mejor etapa de
la vida de un gobernante, cuando se aquilata experiencia y al mismo
tiempo se conservan fuerzas físicas y vitalidad.

Un mar de gente salió a las calles de Caracas para despedirlo,
emocionado hasta el alma. Ese sentimiento se replicó en muchos países
del mundo, también en Argentina, donde tenía una fuerte corriente de
simpatía popular, además de excelentes vínculos con el gobierno de
Néstor Kirchner primero y el de Cristina Fernández después.



El imperialismo norteamericano, la oligarquía venezolana y los medios
de comunicación afiliados a la SIP están de fiesta, aunque no brinden
a la luz pública por razones obvias. Sí presentan en público un
balance sobre los catorce años de Chávez haciendo hincapié en lo que
sería el saldo negativo. Mienten con que Chávez fue un autoritario,
casi un dictador porque habría perdido la legitimidad de origen.

Esa derecha asegura que el bolivariano dilapidó los recursos
petroleros, atacó a la oposición y a la prensa “independiente”, y
buscó alianzas para enfrentarse con Estados Unidos, como si ésto fuera
un delito y no una virtud. Lo acusan de haber expropiado el petróleo
con PDVSA y 2.000 empresas metalúrgicas, cementeras, arroceras,
tierras, etc.

La verdad es que Chávez ganó 16 de las 17 elecciones que se realizaron
desde que llegó al gobierno en 1999. Y tal como van las cosas volverá
a ganar, aunque ya muerto, como una especie de Cid Campeador, los
comicios del 14 de abril convocados por su fallecimiento. Y hasta es
posible que su candidato, Nicolás Maduro, supere la cota del 55 por
ciento que aquél tuvo en octubre pasado, tal el amor y apoyo de las
masas populares. ¿Y a este líder democrático le dicen “dictador”?

Violentos y autoritarios son, en cambio, los oligarcas de Fedecámaras,
los adecos y copeyanos, los militares operados por la embajada
estadounidense y los medios monopólicos de TV y prensa que dieron el
golpe de Estado el 11 de abril de 2002. Este fue felizmente abortado
por la movilización popular y una parte de la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana (FANB).

Los yanquis siguieron en campaña contra Chávez hasta el final. Justo
el día de su fallecimiento, el gobierno venezolano expulsó del país a
dos espías militares agregados a la embajada yanqui, que estaban
buscando lío al interior de la FANB. Barack Obama dice estar listo
para colaborar con el pueblo venezolano en la transición; le faltó
aclarar, una “transición” que saque a Venezuela del rumbo socialista
que tiene desde hace años.

Es lo que muy claramente planteó “La Nación” de Buenos Aires, cuando
reclamó para Venezuela: “la atención de la región y de parte del mundo
estará puesta, en los próximos meses, en este país, para el que cabe
desear que la serenidad y la autocrítica conduzcan, lentamente y sin
desbordes, hacia un ordenado proceso de cambio, que privilegie la
recuperación de las libertades cercenadas, el diálogo y el fin de un
autoritarismo que ha desgarrado a la sociedad”.

Según ese vocero de la oligarquía argentina y del imperio, lo más
peligroso del fallecido era su antiimperialismo. Afirmó: “En la visión
del chavismo, el aislamiento internacional, junto con la vieja prédica
setentista contra el imperialismo y la oligarquía, es el llamado de la
hora. La libertad comercial es, más bien, un peligro por evitar. Y la
libertad económica, tan sólo una clara aberración. Los gobiernos donde
la influencia del pensamiento de Chávez es evidente, entre los cuales
no puede excluirse al de Cristina Kirchner, no apuestan a las
oportunidades que derivan de la globalización de los mercados. Se
encierran en sí mismos. Peor aún, se alejan del mundo democrático y,
al mismo tiempo, se acercan a regímenes totalitarios, como el de Irán,
el ahora inesperado socio estratégico de algunos gobernantes de la
región, en su momento elegido por Chávez”.

Si esas son las preocupaciones de los enemigos, está muy claro lo que
corresponde hacer a los gobiernos, organizaciones y pueblos
trabajadores dignos de Chávez:

1.- Profundizar las medidas económicas nacionales y populares,
recuperando para el Estado y el pueblo los resortes fundamentales en
cada país, arrebatándoselas a los monopolios y banqueros.

2.- Ajustar las tuercas a embajadas yanquis, partidos oligárquicos,
entidades empresariales, monopolios de la comunicación y sus allegados
castrenses, para impedirles robar aquellos recursos y para derrotar
los complots destituyentes y los golpes de Estado.

3.- Unirse más estrechamente a los gobiernos tercermundistas del ALBA,
UNASUR y CELAC, a las socialistas Cuba y China, al Movimiento de los
No Alineados presidido por Irán, etc. Pedir allí más solidaridad por
Malvinas y dar más apoyo a Cuba por el bloqueo yanqui, a los
palestinos por el genocidio de Israel, a los sirios por el terrorismo
e injerencia practicados por las potencias imperiales, a los
trabajadores europeos por la crisis que les descarga el capitalismo,
etc.

En cada una de esas tareas de la hora, hay que aprender del notable
ejemplo de Chávez. Y avanzar con cabeza propia por el camino popular,
nacional y latinoamericano, antiimperialista y revolucionario,
apuntando al socialismo que él planteó como la opción estratégica para
los trabajadores y los oprimidos del mundo.

Es la hora de la solidaridad con Nicolás Maduro, el gobierno y el
bravo pueblo venezolano. Lo es también del mandato de unidad
bolivariana de Nuestra América a la que dedicó su vida el comandante
Chávez, a quien despedimos con un saludo que él hizo propio: ¡Hasta la
victoria siempre!

9 de marzo de 2013
Secretariado Nacional del Partido de la Liberación (PL) de Argentina.
www.pl.org.ar
pl@pl.org.ar

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