domingo, 10 de septiembre de 2017

EDITORIAL DE HACIENDO CAMINO DE AGOSTO

¿CÓMO SE INICIA UNA GUERRA?
Hoy con el enorme avance tecnológico en las comunicaciones, por medio de los distintos medios escritos, radiales, televisivos o informáticos, podemos ver los horrores de las guerras en vivo y en directo. Podríamos decir que casi nos estamos acostumbrando a convivir con el sufrimiento de muchos pueblos del mundo ocasionados por las contiendas bélicas y terroristas, cosa que quizás nos insensibiliza con esta brutal realidad que padecen estos hermanos y hermanas nuestros. En muchas ocasiones a estas verdaderas masacres humanas nos las disfrazan de “daños colaterales”, contemplamos así atónitos las imágenes del bombardeo de un hospital, una escuela o una población civil.
Pero a pesar de todo esto las guerras no son un invento del siglo XXI, si recorremos la historia de la humanidad podremos comprobar que las desavenencias entre los pueblos y naciones existen desde que el ser humano habitó en la tierra. Así nos vamos enterando de las sangrientas batallas que llevaron a cabo distintos imperios para conquistar territorios y someter a sus poblaciones, siempre de una manera brutal e inhumana, cuyo objetivo fue, es y será económico, ya sea para apropiarse de tierras o recursos naturales y por supuesto el sometimiento a la esclavitud (mano de obra barata) de los pueblos conquistados.
Quizás a algunos nos resulta inexplicable como con tanto progreso científico y cultural que ha efectuado la humanidad a través de tantos años de existencia, aún hoy no hemos logrado convivir pacíficamente. Los conflictos no siempre son a escala de enfrentamientos entre países, podemos observar cotidianamente como se dan los mismos dentro de nuestra propia familia, en el barrio, en las diversas instituciones sociales, etc. ¿Acaso la raza humana ha sido creada para la enemistad y la pelea?