RENTABILIDAD EMPRESARIA, PLUSVALÍA Y DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA
En los últimos tiempos hemos escuchado
y visto por todo tipo de medios de comunicación un tema que encarnó mucho en
aquellos desprevenidos, sea por ignorancia o por conveniencia. Esto ha
fascinado a muchos y muchas simplemente con dos palabras, me refiero a “la grieta”. El mismo se ha orientado
generalizando a esta brecha como una diferencia ideológica, pero si analizamos
cuidadosamente el fenómeno advertimos que realmente ese abismo se refiere
concretamente a la acumulación de riquezas, es decir de un lado de la grieta
están los ricos (pocos) y del otro los pobres (muchísimos).
Esto que nos quieren hacer creer que
nació por culpa de los gobiernos populares (llamados despectivamente por el
vulgo populismo), es una imposición que la derecha intentó, y sigue haciéndolo,
para tapar realmente el sentido del enorme precipicio que existe entre
poderosos y humildes, entre opresores y oprimidos, en fin, entre las fuerzas
del capital y las del trabajo.
Pero el origen no es este, sino que
podríamos definirlo como un gen propio de la Humanidad, es decir nació con la
aparición del Hombre (varón y mujer) sobre el planeta. Iniciaremos con un
pantallazo de lo que sucede en el día a día de nuestra comunidad, lo que
podemos constatar simplemente al concurrir a cualquier comercio de nuestro
barrio:
Rentabilidad empresaria
Hay empresas que obtienen ganancias
innecesarias y extraordinarias, aprovechando la ausencia del Estado en el
control de sus estructuras de costos. Las grandes multinacionales en el rubro
alimentación ganan en sus supermercados un porcentaje altísimo respecto a las
ganancias que tienen en sus países de origen, aquí la presencia del Estado no
tiene que ser para fijar precios, sino de ver que las utilidades de la empresa
sean razonables.
También podemos observar sin ser
especialistas, como se autoconstruye la inflación que es uno de los principales
males de la economía, lo que implica que grandes y pequeños comerciantes
aumenten los precios “por si acaso” como una medida para prevenirse. Estos
aumentos lo pagamos todos, esto no debería ser, no puede admitirse dentro de un
contexto ético de la economía.
De igual manera sucede con aquellos
sectores que trasladan al precio final de sus productos el aumento del dólar, a
pesar que esas industrias no estén condicionadas por el valor de las divisas.
Todos estos ejemplos ponen en evidencia la mala intención y la avaricia de
quienes están del lado de los capitalistas en la grieta, creyendo que por ello
tienen el derecho a esquilmar a sus clientes, inclusive siendo éstos sus propios
vecinos del barrio.