¿La verdad de la mentira?

“-En el fondo es verdad. El oro existe… hay que encontrarlo, nada más.
Usted debía alegrarse de que todo se esté organizando para ir a buscarlo. ¿O
cree que esos animales se moverán si no fueran empujados por las mentiras
extraordinarias? ¡Ah! Cuánto he pensado. En eso estriba lo grande de la teoría
del Astrólogo: los hombres se sacuden sólo con mentiras. Él le da a lo falso la
consistencia de lo cierto; gentes que no hubieran caminado jamás para alcanzar
nada, tipos deshechos por todas las desilusiones, resucitan en la virtud de sus
mentiras. ¿Quiere usted, acaso, algo más grande? Fíjese que en la realidad
ocurre lo mismo y nadie lo condena. Sí, todas las cosas son apariencias… dese
cuenta… no hay hombre que no admira las pequeñas y estúpidas mentiras que rigen
el funcionamiento de nuestra sociedad.
¿Cuál es el pecado del Astrólogo? Substituir una mentira insignificante por
una mentira elocuente, enorme, trascendental. El Astrólogo, con sus falsedades,
no parece un hombre extraordinario, y no lo es… y lo es; lo es… porque no saca
provecho personal de sus mentiras, y no lo es porque él no hace otra cosa que
aplicar un principio viejo puesto en uso por todos los estafadores y
reorganizadores de la humanidad. …
-¿La verdad de la mentira?
-Eso mismo. …”