jueves, 22 de noviembre de 2012

LA REELECCIÓN DE OBAMA POR OTROS CUATRO AÑOS



Una lectura política, desde Argentina, sobre los comicios en EE UU

Ya se conoce el resultado, favorable a Barack Obama. Mitt Rommey
admitió su derrota. Si no hay cosas extrañas, el 20 de enero aquél
comenzará su segundo mandato. Los aspectos salientes, vistos desde una
perspectiva argentina.
EMILIO MARÍN

Los estadounidenses se habrán ido a dormir tranquilos el martes 6,
felices la mitad por la victoria de Obama y con alguna irritación algo
menos de la otra mitad, que sufragó por Rommey.
Para los demócratas, ver y escuchar al ganador decir que “lo mejor
está todavía por venir”, casi que los emocionó. Lo mismo con la imagen
de la linda familia presidencial, porque para los yanquis es lindo ver
la familia “unita”, aún cuando a algunos con sentimientos racistas le
hiciera un poco de ruido que la foto del matrimonio y sus dos hijas de
piel morena.

Sin embargo también para esos norteamericanos, según el marketing
electoral, es bueno saber que la familia del presidente esté
supuestamente sólida. Lo que suceda después en el Salón Oval (u Oral,
en tiempos de Bill Clinton con la becaria Mónica Lewinsky, eso ya es
otra historia).
Los resultados son ya bien conocidos pero se repiten sus números
gruesos: el demócrata obtuvo 58 millones de votos, el 49,9 por ciento,
y alcanzó 303 delegados del Colegio Electoral (le alcanzaba con un
piso de 270 votos propios). El republicano se alzó con 56 millones de
votos, el 48,3 por ciento, y 206 delegados.
Rommey felicitó al ganador y pidió a los votantes republicanos que
“recen por él”, como buen mormón. Lo que no garantizó es que las
bancadas republicanas en el Capitolio y los gobernadores de este
partido le vayan a hacer la vida menos áspera al reelecto.
Por su parte Obama agradeció a todos y felicitó a la fórmula
perdedora, que había llevado a cabo una “campaña ardorosa”, según
dijo. Y, en lo único concreto de estas salutaciones y formalidades,
manifestó que entre los dos partidos hay muchas cosas en común. Que no
están tan divididos como parece. Es cierto. Como ilustraron Rudy y Paz
en su caricatura del diario Página/12 hace unos días, un musulmán le
dice a otro algo: “demócratas y republicanos te bombardean igual, pero
los demócratas después se sienten un poco mal”.  Vaya si tienen tantas
cosas en común. “Los comunes denominadores” alguna vez aludidos por
Raúl Alfonsín en la política local.
En el fetichismo que caracteriza a las elecciones estadounidenses, se
ratificó la importancia de Ohio. Parece cosa de locos, pero el que no
gana allí no llega a la Casa Blanca. Por la ley de la oferta y la
demanda, los votos de ese estado se cotizaban a precio millonario y,
en consecuencia, los dos estados mayores gastaron allí fortunas.
Confirmando lo sostenido por LA ARENA, ayer Ernesto Semán escribía
desde Nueva York que las dos maquinarias derrocharon la increíble suma
de 6.000 millones de dólares. Ernesto es uno de los dos hijos de Elías
Semán, dirigente de Vanguardia Comunista desaparecido en “El Vesubio”
en agosto de 1978.
Lo que no sabía este cronista, y sí lo detalló esa nota de Página/12,
es que esa millonada no se dilapida en forma pareja en los 50 estados.
Como el que gana en uno se lleva todos los delegados, cuando la suerte
está previamente echada, el otro partido no pone allí ni un dólar,
considerándolo una mala inversión. Los 6.000 millones se volcaron
básicamente en 20 estados en disputa. Otra amarga lección de la
plutocracia del Norte.

No es para envidiar
Aquella democracia para ricos es puesta por los politicólogos
argentinos como un buen ejemplo universal.
No hay tal cosa, por más que el discurso de la victoria de Obama
hiciera la apología de una nación diversa. Dicho sea de paso, subrayó,
“protegida por las mejores fuerzas armadas”, esas que bombardean a
Afganistán, Irak, Pakistán y otros países.
Que hayan gastado semejante cantidad de millones de dólares en una lid
limitada a dos partidos pro-empresarios, no es una cualidad a imitar.
La Comuna de París en 1871 proclamó un gobierno obrero y “barato”. El
imperio los tiene a precios altísimos, de Wall Street.
Aún en una competencia acicateada por la TV, los fondos millonarios en
juego, etc, las elecciones en EE UU no superan por mucho el techo del
50 por ciento de participación. Votaron 130 millones de personas sobre
un total de 250 millones.
¿Responsables? Las dos agrupaciones. La republicana, que creía
aumentar sus chances a menor cantidad de votantes, demoró cuanto pudo
el tiempo de votar, con largas colas y muchos plebiscitos estaduales.
Y la demócrata, que defraudó las mayores expectativas de 2008, cuando
Obama y el cambio habían enamorado a muchísima gente. Esta no ardía en
ganas de ir a votar por otros cuatro años. Al final muchos lo deben
haber hecho ante el espanto de un Rommey que podía actuar como un
carnicero y no un cirujano a la hora de hacer los recortes ante la
crisis.
Aunque Clarín, La Nación, Perfil y otros medios monopólicos entren en
estado de orgasmo al hablar de la democracia estadounidense, la verdad
es que tiene bastante que aprender, incluso de la argentina. Y eso que
a ésta le faltan unas cuantas materias para recibirse de
participativa.
Pero allá el voto es optativo y aquí obligatorio; allá la elección es
indirecta porque al presidente lo eligen en el Colegio Electoral y
aquí directa, desde 1994. Y la diferencia a favor del sistema
argentino aumenta, pues los gastos de campaña corren por cuenta del
Estado, lo que tiende a emparejar relativamente las chances de varios
partidos, a diferencia de las autorizaciones norteamericanas para que
las empresas puedan cotizar a los dos candidatos sumas millonarias.
¿Más a favor de Argentina? El voto joven, recientemente aprobado. Y en
perspectiva, el de los extranjeros con dos años de residencia; en
cambio en EE UU, si sos extranjero sos sospechoso de delincuente, en
particular en Arizona y otros estados con legislación xenófoba. En vez
de votar, te botan. Te deportan. Te destruyen la familia.

Expresiones de deseos
Al oficializarse su victoria, a Obama le han llegado solicitudes muy
bien intencionadas. La cancillería ecuatoriana, por ejemplo, lo
exhortó a aprobar una reforma migratoria que regularice la situación
de más de 10 millones de seres humanos que no tienen estatus legal.
Los amigos de la solidaridad con Cuba, por su parte, le demandan que
libere a los 5 héroes cubanos presos en EE UU desde 1998.
En el frente interno, millones de sus votantes, que le extendieron con
dudas el crédito, están pendientes de que la Casa Blanca reactive la
economía y del empleo, con una tasa de desocupación del 8 por ciento
(que si se midiera como en Francia, sostenía el corresponsal de
Página/12, en realidad sería del 20).
Son todas expresiones de buenos deseos y legítimos reclamos, para el
caso que el reelecto les haga caso omiso.
Este cronista no tiene buen pronóstico sobre lo que pueda o quiera
hacer Obama en este tiempo futuro. “Que lo mejor está por venir” suena
a lindo eslogan, pero no se compadece con el balance político del
cuatrienio, a la luz de la buena salud que goza la crisis económica,
el récord de extranjeros deportados, la continuidad del bloqueo contra
Cuba, los pedidos de sanciones a países como Argentina en el seno de
la OMC, las guerras inconclusas en Irak y Afganistán, que en el primer
caso la publicidad del oficialismo dio falsamente como concluida, la
agresión a Libia y la inferencia en Siria, etc.
Lo bueno que tiene la política, nacional e internacional, es que a
veces en corto tiempo arroja pruebas dando la razón a una u otra
hipótesis. El próximo 13 de noviembre, exactamente a una semana de la
reelección, se votará en Naciones Unidas sobre el bloqueo contra La
Habana. ¿Acaso Obama cambiará las instrucciones de siempre a su
representante Susan Rice para que esta vez vote en contra del bloqueo?
No. No lo hará y en parte esa política de agresión contra la isla está
emparentada con la elección, donde el presidente ganó por ajustado
margen en La Florida. No se querrá malquistar con parte de esos
votantes, en su mayoría favorables a seguir verdugueando a Cuba.
Esa isla, Venezuela, Bolivia y otros países latinoamericanos no verán
mejoradas sus situaciones, a la luz del comicio en EE UU. En los tres
debates televisados hubo una sola referencia, demagógica, a la región,
y fue del perdidoso Rommey.
Algunos se las verán igual o peor, nunca mejor, como Cuba. Es que
fueron reelectos los representantes republicanos de la mafia
cubano-americana de La Florida, Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz
Balart. También fue ungido el senador Ted Cruz, de ese mismo palo, por
Texas, que se suma así a otro senador de la misma calaña, Marco Rubio.
Finalmente, otro costado negativo de las elecciones vistas desde una
perspectiva latinoamericana es el resultado del plebiscito simultáneo
en Puerto Rico. El 61 por ciento votó por convertirse en el estado 51
del imperio; el estado libre asociado tuvo el 33 por ciento y la
opción por la independencia sólo el 5.
Desconsolados, René y los muchachos de Calle 13 deben estar por pedir
refugio político en Caracas, Quito o Buenos Aires. Es muy doloroso,
pero por un tiempo más, Cuba y Puerto Rico no serán “de un pájaro las
dos alas”.

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Sergio Ortiz
face: Sergio Ortiz
twitter: sergioortizpl

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