PONER
AL ZORRO A CUIDAR A LAS GALLINAS
Hay una fábula infantil cuya moraleja reza: “no
pongas al zorro a cuidar el gallinero”. Muy zonzo sería el granjero que no le
hiciera caso al mismo, pero mucho mayor sería la zoncera de las gallinas si
aplauden al zorro y además le creen que las va a proteger.
¿A qué viene a cuento esta cita?, pues es muy
propio de los sectores que detentan el poder hacerle creer a la mayoría de la
población, que integran los trabajadores (obreros y empleados), los
profesionales, los pequeños y medianos empresarios y comerciantes, que quien
los va a proteger mejor no es un representante propio sino que eso lo tienen
que dejar en manos de quienes ellos decidan, porque lo va a hacer mejor ya que
reúne las condiciones para ello, es decir “el zorro” de la metáfora.
La estrategia de los poderosos, integrados por las
grandes empresas, sean nacionales o multinacionales, es utilizar a los
monopolios mediáticos para ir moldeando el cerebro de los oyentes para que nos
formemos la opinión que ellos quieren imponer, de esa forma nuestras neuronas
estarán siempre dispuestas a defender los privilegios de ellos como un acto
reflejo, aunque sean contrarios a los nuestros.
Para lograrlo van demonizando a las herramientas y a
las personas que son las que nos pueden llevar a incluir en los lugares donde
se toman las decisiones a nuestros propios representantes. De esta manera oímos
decir: “la política y el sindicalismo son cosa mala, llena de corrupción”,
“Fulano es uno de los gordos de la CGT y tiene más plata que los ladrones”,
“Mengano es un piquetero y un puntero político que maneja mucha plata de los
planes”, etc., etc., etc. Entonces nosotros nos vamos convenciendo que
participar en un sindicato o en un partido político no es conveniente, que nos
perjudica, que me voy a convertir en un corrupto, y cosas por el estilo.
Entonces ellos, utilizando a los oportunistas de nuestro propio lado, nos van
encerrando cada vez más en nuestras casas, salimos sólo para votar de vez en
cuando y les dejamos el campo orégano para que “nos representen” y nos
protejan. ¡Las gallinas aplaudiendo y el zorro feliz!
¿Cuáles son los lugares donde se toman las grandes decisiones que nos afectan a todos? Precisamente los cuerpos representativos del pueblo en su conjunto, es decir las Legislaturas provinciales y en mayor medida el Parlamento Nacional. Podemos citar dos casos testigos que sucedieron en uno y otro y que afectaron derechos de muchos y beneficiaron a pocos. Uno fue en la Legislatura de la Provincia de Córdoba con la Ley de Bosques, tiene tantas contras para la mayoría de la población que la Universidad Nacional de Río Cuarto presentó ante la Suprema Corte de Justicia el pedido de inconstitucionalidad de dicha ley, y la Universidad Nacional de Córdoba acudió ante el Defensor del Pueblo de la Nación. ¿Quiénes se beneficiaron con este instrumento legal? El sector de los agronegocios, ¿les suena el término?
El otro sucedió hace unos años en una de las
comisiones del Senado de la Nación, donde se estaba tratando un despacho para
fijar posición en un proyecto de ley que rebajaba la edad jubilatoria a los
trabajadores rurales a 57 años. ¿Quiénes se negaron a firmar el despacho? Dos
senadores por Jujuy adherentes al Peronismo Federal de Duhalde y otros dos más,
uno de ellos Carlos Reutemann, también del P.F., pero todos ligados a los
agronegocios. Claro el proyecto establecía el aumento en tres puntos de los
aportes patronales para que pueda ser viable.
Los empresarios de los agronegocios (el campo)
salieron masivamente a la
El “zorro” y la inflación
La economía de mercado controla todo el espectro
del movimiento de fabricación, distribución y los precios de los productos
éste, el mercado, se comportará lo mismo que las categorías de la ley del
gallinero, el que está arriba perjudica al que está más abajo. En nuestro
editorial del mes pasado mencionábamos el artículo 14 bis de la Constitución
Nacional, mediante el mismo, además de una retribución justa de los
trabajadores y otros derechos laborales y sociales, estipula “la participación
de los mismos en las ganancias de las empresas, con control de la producción y
colaboración en la dirección” (textual). Por lo que sabemos es letra muerta, ya
que nunca se conoció de alguna empresa que incluyera a sus trabajadores en
estas funciones y beneficios.
Este sistema económico de mercado tiene algunas reglas
que en apariencia beneficiarían al factor humano del trabajo: Las negociaciones
paritarias, donde patronales y sindicatos negocian aumentos
de salarios y algún que otro beneficio; y el salario mínimo, vital y móvil, mediante el
cual nadie debería tener un sueldo inferior al mismo. ¡¡¡Buenísimo, dos
golazos para el campo popular!!!
Ahora me hago una pregunta, trasladándoselas a
quienes con cariño y aprecio leen nuestras notas: ¿Alguna vez escucharon que haya normas similares
a las mencionadas que regulen la rentabilidad empresarial?
Está claro entonces que el mercado regula siempre
en beneficio de la clase capitalista, nunca para favorecer a la clase
“proletaria”, en la que incluyo a todos los que no formamos parte de la elite
empresarial, sea cual fuere la función que cumplamos en nuestra tarea cotidiana
que, por supuesto ayuda mucho a que esos “capitalistas” engrosen sus arcas
mediante nuestro esfuerzo, sea físico o intelectual.
Nuestro querido dios mercado, tampoco deja de
diferenciar a las dos clases sociales que mencionamos respecto a la recaudación
impositiva, ya que los “capitalistas” pueden abonar los honorarios necesarios a
profesionales que les ayuden a evadir impuestos (no por cifras que podrían
pagarse con moneditas), a diferencia de ello, “los proletarios” estamos
obligados a abonar toda la carga impositiva que nos corresponde, con una gran
diferencia, a ellos no les corren multas o recargos por incumplimiento, a nosotros
sí.
A modo de simple reflexión
Aún queda mucho camino por andar. En las
Legislaturas provinciales y en el Parlamento Nacional tienen representación
todos los sectores del poder económico-financiero, podríamos hasta sospechar
que los tienen también los narcotraficantes y otros por el estilo, pero no hay
presencia de los pequeños empresarios y comerciantes, los profesionales y mucho
menos de los trabajadores. Cuando dirigentes de las Pequeñas y Medianas
Empresas (PYMES) o de la CGT proponen que sus representados deben ocupar alguna
banca en el Congreso, ¡ay!, cuántos se rasgan las vestiduras, triste, pero da más
tristeza escuchar el aplauso de muchas “gallinas”, el “zorro” más feliz que
nunca.
Nicolás Salcito
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completa en:
www.haciendocamino.com.ar/hc-170.pdf
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