¿FUNDAMENTALISTA YO?
Muchas veces escuchamos que se cataloga a alguien
como “es un fundamentalista”, en algunas oportunidades también fuimos etiquetados
de igual manera; pero ¿qué es el fundamentalismo? Transcribimos tres
definiciones del Diccionario de la Real Academia Española del término como para
comenzar a orientarnos:
1. m. Movimiento religioso y político de masas que pretende restaurar la
pureza islámica mediante la aplicación estricta de la ley coránica a la vida
social.
2. m. Creencia religiosa basada en una interpretación literal de la Biblia, surgidaen Norteamérica en coincidencia con la Primera
Guerra Mundial.
3. m. Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica
establecida.
Vemos que las dos primeras se refieren
específicamente a religiones determinadas, en cambio la tercera es más
abarcativa y la podemos aplicar además a distintas situaciones que se dan en
nuestra sociedad como el deporte, la política, la economía entre otras.
Precisamente es la intransigencia que muchas veces asumimos frente a la
discusión de diferentes temáticas y ante la cual no aceptamos las opiniones
diferentes a la nuestra sólo en una postura cerrada en el “no por el no” o “el
sí por el sí” en sí mismo, sin análisis y mucho menos con criterio crítico,
postura de fanatismo hacia el tema en debate.
Esta manera acérrima de defender nuestras ideas
sobre determinados tópicos, muchas veces nos llevan a situaciones que no en
pocas oportunidades pueden convertirse en violentas. De aquí surgen muchas
fobias que hoy pululan en la sociedad.
Juan José Tamayo hace referencia a distintos tipos
de violencia que hoy son cotidianas en nuestras comunidades:
“Los dioses del Mercado, del Patriarcado
y del Fundamentalismo son las nuevas metamorfosis de la creencia en el Ser
Superior. Este cambio explica las tres violencias ejercidas en su nombre: la
estructural, la machista y la religiosa
El término violencia estructural es aplicable en aquellas situaciones en las que se
produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas
(supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos
de estratificación social, es decir, sin necesidad de formas de violencia directa.
Violencia machista
La Conferencia de Pekín de 1995 de Naciones Unidas la
define como ‘todo acto de violencia basado en el género que tiene como
resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las
amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que
ocurra en la vida pública o en la privada’
Muchas
personas en el mundo, más allá de su nacionalidad, nivel socioeconómico o
estudios, sufren violencia machista o de género. Las cifras oficiales señalan
que 1 de cada 3 mujeres han padecido maltrato, acoso, abuso, violación o
cualquier otra manifestación de esta lacra social, la primera causa de muerte o
invalidez en las mujeres de entre 15 y 44 años, según Naciones Unidas. La
violencia machista puede ser física o sexual, pero también psicológica, ‘la más
difícil de delimitar’ para el psicólogo Javier Medina.
Violencia
religiosa
La violencia de la religión ha sido una plaga sobre la humanidad
durante siglos, ejercida en todo el mundo, siempre presente, periódicamente muy
extrema.
Es un problema porque la religión está siendo utilizada por esas
fuerzas, grupos y naciones que buscan el poder y la dominación, usando la
religión como una justificación, como una causa, como un propósito.
Pero esto no puede ser, ya ves, porque Dios inició todas las
religiones del mundo, porque Dios sabe que no todo el mundo puede seguir una
única enseñanza o un único maestro.
Por tanto, castigar a los no creyentes es un crimen contra Dios.
Acusar a aquellos que no pueden responder a tu religión representa confusión,
arrogancia y un crimen contra Dios.”
Evidentemente del simple análisis de
lo que hemos expuesto, resulta que el fundamentalismo asumido personal o
colectivamente, provoca en nuestros corazones un sentimiento de rencor,
resentimiento y desprecio hacia quien o quienes tienen una opinión contraria a
la nuestra, lo que nos hace agresivos hacia estas personas inclusive en la
propia familia.
En la actualidad dentro del modelo
neo-liberal en el que se está sumiendo el mundo podemos observar claramente que
hay dos fobias que están afectando a toda la humanidad: la xenofobia y la aporofobia, la primera es el rechazo, el odio y la hostilidad hacia otras
razas y a los extranjeros; la segunda es el neologismo que da nombre al miedo y a
la repulsión a los pobres y fue acuñado por la filósofa española Adela Cortina
siendo incorporado al Diccionario de la lengua española a fines de 2017.
Cuando decimos que
estas dos graves aversiones que sufren los pueblos se vislumbran dentro de un
régimen neo-liberal, lo hacemos porque este sistema económico excluyente de las
grandes mayorías de las comunidades, es conducido precisamente por las clases
más poderosas económicamente sea en forma directa o por medio de gobernantes
dóciles a sus designios.
Estos dos flagelos
los podemos observar todos los días en la persecución que sufren los migrantes
(extranjeros y pobres) que huyen de las guerras en sus países y que en Europa
son rechazados por los Estados, que en varias oportunidades sufrieron el mismo
dolor cuando hambreados por las dos grandes guerras que sacudieron a los
europeos buscaron refugio en nuestra América que les abrió los brazos
fraternalmente.
Nuestro querido país
no está exento de estos sufrimientos, vemos como día a día hay más trabajadores
que quedan sin su empleo, otros que están precarizados y la más triste vidriera
es en las grandes ciudades en que cada día vemos más ancianos, varones, mujeres
y niños en situación de calle, soportando con cartones, diarios y todo lo que
puedan conseguir el frío invernal, sin techo, sin trabajo y sin tierra.
Dentro de este
esquema, para nosotros diabólico, no es la raza ni la nacionalidad en sí misma
lo que nos discrimina, sino tu fortuna, si eres rico no importa para esta
sociedad si tu piel es negra, amarilla, si tu cara es la de un colla o un
judío, nada de esto importa, te acepta y te abre las puertas. Pero cuidado, si
eres pobre serás excluido aunque fueras blanquito y de ojos azules. Así es el
odio de clase que practican los ricos hacia los que poco o nada tenemos.
Hermoso tema para la
reflexión.
Nicolás Salcito
No hay comentarios:
Publicar un comentario