LOS
GOBIERNOS PASAN, LA POLICÍA QUEDA
Allá por el año 1973 el realizador
cinematográfico Costa Gavras ponía a consideración del público su film “Etat de
Siége” (Estado de sitio), en el cual recreaba el final de un agente de la CIA
que operó en Latinoamérica, especialmente en Brasil y Uruguay, al ver la
película me quedó grabada una frase que Dan Mitrione (CIA) pronunció al dictar
un curso sobre torturas, del cual era un maestro, a las policías
latinoamericanas en el Brasil, y que le da título a la presente nota: “…no
olviden que los gobiernos pasan pero la policía queda…”
La presencia de Mitrione en América Latina
habla de la práctica sistemática de la CIA de intervenir en la región para
asistir en la "desaparición" de cualquier amenaza a la seguridad, en
plena Guerra Fría.
La primera misión de Mitrione fue
crear una "fuerza policíaca" en Brasil, tras el golpe de Estado de
1964. Esa fuerza contaba para 1969 con cien mil policías y 523 elementos
"especializados" que recibieron instrucción de EE.UU.
En su libro La Guardia Pretoriana, el
ex agente de la CIA John Stockwell escribió: "Se utilizaban películas y
material didáctico de diversas técnicas de tortura y eventualmente los
estudiantes tenían que practicar. Entonces Mitrione ordenaba secuestrar a limosneros
de las calles, que se usaban como conejillos de indias. Cuando se desmayaban,
les inyectaban vitaminas y tras dejarlos recuperar, volvían a otra
sesión".
En Montevideo, Mitrione era el jefe
de la Oficina de Seguridad Pública. Oficialmente la OPS era una división de la
Agencia para el Desarrollo Internacional, pero su director en Washington, Byron
Engle, era una mano de la CIA.
Cuando Mitrione se hizo cargo de la
OPS en 1969, Uruguay atravesaba una crisis que se traducía en paros, protestas
estudiantiles y actividad subversiva de los Tupamaros. El norteamericano prestó
su servicio a la policía uruguaya, con métodos de tortura mucho más
sofisticados de los que ya se aplicaban. Aconsejaba: "Antes que nada hay
que ser eficiente. Hay que causar sólo el daño estrictamente necesario, ni un
milímetro más. Debemos controlar nuestro temperamento en todo caso. Se debe
actuar con la eficiencia de un cirujano y con la perfección de un
artista".
"El dolor preciso, en el momento
preciso, en la cantidad precisa, para el efecto deseado". La frase
pertenece a Dan Mitrione, y sintetiza quién era y a qué se dedicaba este
maestro de la tortura de la CIA, a fines de los 60 y principios de los 70 en
América Latina.
Las enseñanzas de Mitrione en Brasil y Uruguay sobre shocks eléctricos en los genitales, agujas electrificadas clavadas en la piel bajo las uñas, quemaduras de cigarrillos y el lento estrangulamiento, se terminaron con su secuestro y ejecución en 1970 por la guerrilla de los Tupamaros.
Si bien Gavras en el film pone la
frase en boca de Mitrione, ya Balzac acuñaba una muy parecida: “Los gobiernos
pasan y Fouché queda” refiriéndose a la trayectoria de uno de los fundadores
del espionaje político moderno y responsable de la consolidación del Ministerio
de Policía de Francia… Pasan los gobiernos y sigue
la misma maldita policía. Vemos que
la actitud actual de la policía de nuestro país, sean provinciales o federales
tienen el mismo cuño y dan por válido que esto fue una formación “profesional”,
que junto con la “Escuela de las Américas” que funcionó en Panamá durante los
mismos años ’60 y ’70 y que “formaba” a nuestros militares dentro de la
denominada Doctrina de la Seguridad Nacional.
No es casual entonces que escuchemos
noticias sobre secuestros, desapariciones y muerte de ciudadanos por parte de
alguna de las policías en nuestro país. El gobierno anterior fomentó este tipo
de actitudes de violencia institucional desde la autoridad política del Estado,
como ejemplo sirve el caso de la doctrina Chocobar. Este policía el 8 de
diciembre de 2017 disparó por la espalda y mató a Pablo Kukoc de 18 años, quien
huía tras asaltar y, presumiblemente, apuñalar a un turista estadounidense en
las calles de La Boca (CABA). Por esa acción el propio presidente Mauricio
Macri lo calificó de “héroe” y ejemplo a seguir. Afortunadamente en octubre de
2018 la Corte Suprema ratificó el procesamiento del policía por “homicidio
agravado en exceso del cumplimiento del deber”.
Sin embargo, en diciembre de 2018 el
gobierno por medio del Ministerio de Seguridad elaboró un protocolo que en sus
cinco artículos de alguna manera amparaba y convalidaba acciones como las de
Chocobar. Así se siguió sembrando semillas de odio hacia el otro, especialmente
los pobres, los “portadores de rostro” y aquellos que un uniformado consideraba
sospechoso.
Cuando suceden este tipo de hechos,
la comunidad pide el esclarecimiento y la solución al poder político del
momento y éste por mas buena intención y esfuerzo por subsanar estos graves
problemas se ve imposibilitado por los distintos obstáculos que la misma fuerza
policial, y en los últimos años el poder judicial, que fue incorporado y
formado por el imperio para actuar contra los opositores de gobiernos neoliberales
y autoritarios.
Por tal razón es muy importante
conocer las razones por las cuales la policía, fiscales y también medios de
comunicación gozan de esta impunidad frente al poder político. A mi criterio
subyace aún una “formación profesional” que con un halo misterioso sigue
influyendo para que aquella frase, los gobiernos pasan, la policía queda, se
evidencie en los hechos que están ocurriendo cotidianamente. No es casual que
los carabineros chilenos dispararan sus balas de goma a los ojos de los
manifestantes que reprimían, provocándoles lesiones que cegaron a muchos, y
también en otros países de pronto apareció esta modalidad de represión. Tampoco
es casual que un ciudadano negro en EE.UU. fuera muerto por un agente de
policía que lo ahogó con su rodilla, cosa que también se dio en nuestro país
hace poco tiempo. ¿Es una imitación o una manera de adiestramiento mantenida en
la oscuridad?
Con el caso de Facundo en la
provincia de Buenos Aires se repetirá la historia donde sectores de la policía
pueden seguir actuando como en los tiempos de la dictadura y con las
orientaciones de formación aprendidas de los cursos de capacitación de la ex
Escuela de las Américas.
Y los ciudadanos de a pie
Hace poco tiempo hubo dos noticias
que expresan hasta donde han calado y germinado esas semillas de odio en
nuestra sociedad, las dos son de Córdoba:
“Un adulto mayor quedó en terapia
intensiva tras ser golpeado por un guardia de seguridad de la sucursal de
supermercado Disco de barrio Cofico, ciudad de Córdoba. Martina Aguirre, hija
del agredido, aseguró que su padre recibió un golpe de puño en el ojo que le
provocó un hematoma en el cerebro. El hombre fue internado conciente, pero en
terapia intensiva”.
El periodista Gustavo Molina de El
Destape publicó: “En el conglomerado de
Villa María y Villa Nueva están consternados: el domingo a la tarde, un productor agropecuario de
28 años asesinó de un escopetazo a un hombre de 70 años que pescaba junto a un
amigo de 60, en una laguna en un campo que sería de su propiedad. El propio matador
llamó a la Policía para avisar del hecho: “Tuve un problema con unos pescadores
en mi campo”, dijo Marco Emanuel Orozco (28) cuando se comunicó con
el número de emergencia policial 101. Cuando los agentes llegaron, vieron que “un problema” era nada menos
que un homicidio.”
¿Hay solución a esta situación?
La cosa no es sencilla, pero
lo importante es que la ciudadanía toda vaya tomando conciencia de cómo viene
la historia sobre este asunto. Por otro lado, debemos asumir que nos han
inculcado una violencia cultural, muchas veces hasta aceptamos como normal
estos hechos, lo que los hace aún más impunes y difíciles de esclarecer.
El dicho que no nos salvamos
solos sino entre todos, no es sólo para prevenirnos del Covid 19, sino debemos
aplicarlo para todos los inconvenientes y problemas que vayan surgiendo en la
sociedad que integramos.
Para reflexionar.
Nicolás Salcito
Ver la publicación
completa en: www.haciendocamino.com.ar/hc-160.pdf
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