domingo, 4 de octubre de 2020

EDITORIAL DE HACIENDO CAMINO SETIEMBRE 2020

 

PONER LÍMITES AL ECOCIDIO

Los humedales

Antes de entrar en tema es conveniente conocer que son los humedales y que función cumplen. Los humedales son áreas que permanecen en condiciones de inundación o con suelo saturado con agua durante períodos considerables de tiempo. Si bien este término engloba una amplia variedad de ecosistemas, todos los humedales comparten una propiedad primordial: el agua es el elemento clave que define sus características físicas, vegetales, animales y sus relaciones.

A nivel global, se calcula que los humedales cubren aproximadamente 12,1 millones de km2. Sin embargo, la Perspectiva Mundial sobre los Humedales estima que su extensión ha disminuido rápidamente, con pérdidas del 35% desde 1970. Esta pérdida o degradación de los humedales tiene efectos negativos en la naturaleza y las personas. Las principales presiones sobre los humedales se relacionan con cambios en el uso del suelo (urbanización, deforestación, rellenos, etc.), alteraciones en la dinámica del agua (por extracción, intercepción, desvíos, etc.), extracciones (pesca, mad


eras, pasturas, etc.), contaminación (agrícola, industrial y doméstica), introducción de especies exóticas invasoras y el cambio climático.

Luego de conocer su importancia en el ecosistema, debemos preguntarnos ¿quiénes son los que se oponen a la norma que resguarde a los humedales, y por qué?

En una nota publicada en Página 12, Melisa Molina y Agustín Álvarez Rey expresan: “Las asociaciones empresarias que nuclean a las arroceras, la Sociedad Rural, la Federación Agraria, grandes productores agropecuarios, empresas agroexportadoras y mineras juegan fuerte para evitar la sanción de una ley de presupuestos mínimos para resguardar a los humedales. El lobby de los sectores interesados en frenar el debate de la norma no es novedad. La ley fue frustrada dos veces en los últimos años por la acción de corporaciones que tienen intereses sobre esos territorios. Desde las distintas organizaciones que reclaman por la preservación de los ecosistemas húmedos no dudan en señalar que los dirigentes y empresarios que recorren los pasillos del Congreso para hacer naufragar el debate, son responsables de los incendios intencionales que desde hace semanas arrasan con las reservas naturales. 

Los incendios de los últimos meses en el Delta del Paraná volvieron a poner en el centro de la escena la urgencia de sancionar una ley que regule las actividades en los humedales, pero al mismo tiempo dejaron expuestos a los sectores que utilizan el fuego como el primer engranaje para poner en marcha sus negocios. Muchos de los denunciados e investigados por daños ambientales tienen vínculos directos con empresas que militan en contra de cualquier norma que ponga límites al ecocidio. En ese marco, las cámaras empresarias plantean un falso dilema entre la aprobación de una ley que proteja el medio ambiente y la actividad productiva. En algunos casos, el poder político provincial hace suya la postura de las corporaciones y repite los argumentos en reuniones con autoridades y funcionarios”.

En el área de humedales en la Argentina se llevan a cabo plantaciones de arroz, extracción de litio, ganadería y la construcción de countries, lo que motiva la existencia de lobby de parte de empresas inmobiliariasA mediados de este año han entrado seis proyectos, uno de ellos, el impulsado por el diputado Leonardo Grosso (FDT) ha sido el que más avanzó, el autor así se refería al respecto: "hay un compromiso de todo el arco político a que se generen los consensos necesarios para sancionar la ley". …"Estamos haciendo un esfuerzo grande para tener la mejor ley posible. Tenemos la decisión política de avanzar por muchas que sean las resistencias, porque lo que el Estado no regula el mercado lo está destruyendo".


Los “ríos voladores”


Marina Aizen en su nota para la revista Anfibia se pregunta: “¿De dónde viene el agua de las lluvias de invierno? Del Amazonas. Por eso la ciencia les dice “ríos voladores”. La selva hidrata a América del Sur y define el 70% de su PBI. Es que el mundo físico también está globalizado y apunta quiénes somos, nuestras economías y hasta qué comemos. Por eso, con la deforestación se extingue a un gran reciclador de agua y late un problema político y diplomático global. No es un asunto de soberanía nacional, como dice Bolsonaro; se trata de nuestra vida.”

¿Qué conexión existe entre el perfume de las flores de la Amazonia con la lluvia que cae en invierno en Buenos Aires? La respuesta parece tan mágica como intrigante la pregunta. Y la explicación son los ríos voladores. Estos no son personajes de cómics, superhéroes con capita que viajan por el aire con el puño en alto, sino grandes masas de agua que se desplazan en forma de vapor desde la selva, un fenómeno que ocurre gracias a una conjunción de factores: la inmensidad de la riqueza biológica del bosque, la luz solar, los vientos y la potente pared de 6 mil metros llamada cordillera de los Andes. 

Todo eso hace posible la vida que conocemos y a las que casi no le prestamos atención: desde cosas mínimas, como chapotear en la vereda, plantar cultivos cuando hace frío o tomar tranquilamente agua que viene del Río de la Plata, confiados en su eterno caudal voluminoso.

Los ríos voladores son los que permiten que gran parte de la Argentina, Paraguay, el sur de Brasil y Uruguay no tengan estación seca, como ocurre en el centro de Brasil. O que los Andes desde Bolivia a Venezuela puedan retroalimentar sus glaciares, que luego serán ríos de verdad”.

El fenómeno de los ríos voladores demuestra cuán complejo e intrincado es el planeta interconectado en el que vivimos: no sólo por la globalización, sino por las relaciones que existen entre el mundo vivo y el físico, que influye en quiénes somos, cómo nos comportamos, qué economía tenemos y hasta qué comemos.

“Todo el bosque amazónico pone 20.000 millones de toneladas de agua en la atmósfera al día. El río Amazonas, el más caudaloso del mundo, pone en el Atlántico 17.000 millones de toneladas en el mismo lapso”.

O sea que la destrucción de la Amazonía es un problema estratégico para toda América del Sur, como mínimo. “Hay estudios que demuestran que si hay una sequía muy fuerte en la Amazonia, hay una disminución de transporte de vapor. Y esa disminución de transporte está relacionada en años que hay sequía en Amazonia. Hay una relación de disminución de los ríos voladores”. “Los impactos no serían sólo en América del Sur. Hay estudios que demuestran que podría afectar el centro oeste de los Estados Unidos y otras regiones que están tan lejos como Australia. Pasa a ser un problema global, no sólo regional”.

Estamos muy cerca del punto de inflexión de la gran ecoregión amazónica y si no logramos revertir esta tendencia, el bosque desaparece y con él nuestro bienestar. El tema necesita también de la presión social y política de todos. La Amazonia no es un asunto de la soberanía de Brasil, como dice Bolsonaro, se trata también de nuestra propia vida. Aquí, en casa. Lejos.

Para la reflexión.

 

 

Nicolás Salcito

Ver la publicación completa en: www.haciendocamino.com.ar/hc-161.pdf

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