CARTA DEL PAPA FRANCISCO
POR LA FIESTA DE SAN CAYETANO
POR LA FIESTA DE SAN CAYETANO
Mons. José María Arancedo
Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina
Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina
Querido
hermano:
Dentro de pocos días celebramos la fiesta de San Cayetano. Por medio tuyo quiero hacer llegar mi saludo y bendición a tantos hombres y mujeres que se congregarán en los diversos templos del país dedicados al Santo para pedir pan y trabajo o para agradecer el hecho de que no les falte.
Dentro de pocos días celebramos la fiesta de San Cayetano. Por medio tuyo quiero hacer llegar mi saludo y bendición a tantos hombres y mujeres que se congregarán en los diversos templos del país dedicados al Santo para pedir pan y trabajo o para agradecer el hecho de que no les falte.
Recuerdo
conmovido los 7 de agosto en Buenos Aires. La Misa en el Santuario de Liniers y
luego el recorrido de la cola de la gente hasta el Estadio de Velez. Saludar,
escuchar, acompañar la fe de ese pueblo sencillo... y tantas veces, ante la
angustia de hombres y mujeres que quieren y buscan trabajo y no encuentran ...,
sólo atinaba a un apretón de manos, una caricia, mirar esos ojos humedecidos de
dolor, y llorar dentro. Llorar sí, porque es duro cruzar tu vida con un padre
de familia que quiere trabajar y no tiene posibilidad de lograrlo.
A
San Cayetano pedimos pan y trabajo. El pan es más fácil conseguirlo porque
siempre hay alguna persona o institución buena que te lo acerca, al menos en
Argentina donde nuestro pueblo es tan solidario. Hay lugares en el mundo que ni
esa posibilidad tienen. Pero trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando
seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son
significativamente altos. El pan te soluciona una parte del problema, pero a
medias, porque ese pan no es el que ganás con tu trabajo. Una cosa es tener pan
para comer en casa y otra es llevarlo a casa como fruto del trabajo. Y esto es
lo que confiere dignidad.
Cuando
pedimos trabajo estamos pidiendo poder sentir dignidad; y en esta celebración
de San Cayetano pedimos esa dignidad que nos confiere el trabajo; poder llevar
el pan a casa. Trabajo, esa T (que junto con las otras dos T: Techo y Tierra)
está en el entramado básico de los Derechos Humanos; y cuando pedimos trabajo
para llevar el pan a casa estamos pidiendo dignidad.
La
sabiduría de nuestro pueblo usa un dicho para calificar a quien, pudiendo
trabajar no lo hace: "Ese vive de arriba". Y nuestra gente
menosprecia a quienes "viven de arriba", porque arteramente atisban
en ellos una cierta falta de dignidad.
Querido
Arancedo: que en esta fiesta de San Cayetano todos los Obispos sepamos
acompañar a nuestros hermanos que piden pan y trabajo. Y lo hagamos con cariño,
cercanía y oración, y pidamos también para nosotros esa gracia: que nunca nos
falte trabajo, ese trabajo al que nos envía el Señor y que nos confiere dignidad.
Por
favor, no te olvides de rezar por mí. Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te
cuide. Fraternalmente, Francisco.+
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