El día
de la fecha, 14 de junio de 2012, se nos presenta como agridulce, dado que
encontramos en el mismo dos hechos “bisagra” con respecto a la lucha por
nuestros legítimos derechos a la soberanía en nuestras islas del Atlántico
Sur.
El
primero de ellos nos remonta 30 años atrás, cuando tras más de 70 días,
nuestra bandera era arriada de Puerto Argentino, tras la derrota militar que
nuestro país sufrió en el conflicto del Atlántico Sur. Aún hoy la imagen es
una herida abierta en nuestra historia reciente.
Por
otro lado, el 14 de junio de 2012 nos pone en presencia de un hecho inédito
en la historia de las Naciones Unidas. Por primera vez, un Primer
Mandatario ha hecho un reclamo en persona frente al, para nosotros
famoso, Comité de Descolonización. Este órgano subsidiario de la
Asamblea General, que fuera creado en 1961 bajo la fuerza avasalladora de la
descolonización, está a cargo de conseguir la terminación de la dominación
colonial de los 16 enclaves que, aún hoy en pleno siglo XXI, manifiesta
cuanto despojo de antiguos imperios persisten anacrónica e ilegítimamente en
una sociedad que aún no puede jactarse de un estricto apego a la legalidad
internacional.
Como si
dicha flagrancia de ilicitud no fuera suficiente, desde Londres se ha
anunciado en estos días la realización de un referéndum en las Islas Malvinas
para que los kelpers, población resultante del hecho colonial y
(naturalmente) no autóctona, exprese cuál es el estatus de ciudadanía que
desean tener, si el británico o el argentino. Toda una contradicción,
teniendo en cuenta que antes de la recuperación argentina del 2 de abril
de 1982, los kelpers ni siquiera eran considerados, jurídicamente, ciudadanos
británicos. Y para mayor abundamiento, tras la reocupación, la Primera
Ministra Margaret Thachter les otorgó, sin haber mediado consulta previa
alguna, la ciudadanía británica.
Por
último, es ineludible lamentar la ausencia de acompañamiento, por parte de la
oposición, a la delegación argentina que hará su presentación en Nueva York.
Es casi innecesario hacerlo, pero deseamos aclarar que no se trata de una
observación de política partidaria, sino de una observación de índole
Política con mayúsculas. Si hay un tema que amerita continuidad en cuanto a
las políticas de los distintos gobiernos para una sociedad como la nuestra,
es el de la soberanía sobre nuestras islas del Atlántico Sur.
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