Otra apertura de Francisco: las mujeres podrían
bautizar y casar
Creará
una comisión para analizar la instauración del diaconato femenino; se basará en
los tiempos iniciales de la Iglesia
LA NACION
VIERNES 13 DE MAYO DE 2016
ROMA.- En lo que podría significar una histórica
apertura al clero femenino, el papa Francisco anunció ayer en el Vaticano que
creará una comisión para estudiar cómo funcionaba el diaconato femenino en la
Iglesia primitiva, al considerar que las diáconos podrían ser "una
posibilidad para hoy".
El diaconato es el primer grado de ordenación en la
Iglesia Católica, seguido por el sacerdocio y el episcopado; todos ellos,
escalones que sólo pueden ser cubiertos por hombres. Los diáconos no pueden
celebrar misa, pero sí están habilitados a administrar algunos sacramentos,
como el bautismo y el matrimonio. Al parecer, en las primeras comunidades
cristianas el diaconato también estaba abierto a las mujeres.
El Papa hizo el anuncio de la creación de la
comisión que analizará este tema durante un encuentro con 900 madres superioras
de diversas congregaciones de todo el mundo.
Las religiosas le preguntaron por qué la Iglesia
excluye a las mujeres del diaconato si ellas lo pudieron ejercer en los
primeros tiempos y por qué no pone en marcha una comisión para estudiar el
tema. Francisco estuvo de acuerdo.
Francisco contestó que había hablado de la cuestión
un tiempo atrás con "un buen, sabio, profesor", experto en la
materia, que le había dicho que aún no estaba claro cuál era el rol de las
mujeres diáconos y, sobre todo, "si tenían ordenación o no".
"Quedó un poco oscuro cuál fue el rol de las
diáconos en ese momento", dijo. "¿Poner en marcha una comisión para
estudiar la cuestión?", preguntó luego, en voz alta. "Creo que sí. Le
haría bien a la Iglesia aclarar este punto. Estoy de acuerdo, voy a hablar para
hacer esto. Acepto la propuesta", sentenció.
La apertura podría ser un giro histórico para la
Iglesia Católica, que no acepta el sacerdocio femenino y que le pondría fin, de
esta forma, a un clero formado por hombres.
En su carta apostólica Ordinatio
Sacerdotalis de 1994, Juan Pablo II les cerró las puertas de la
Iglesia católica a las mujeres sacerdotes, al recordar que Jesús eligió a 12
apóstoles hombres como servidores.
Muchos historiadores de la Iglesia, sin embargo,
sostienen que hay numerosas pruebas de que algunas mujeres sirvieron como
diáconos en los primeros siglos de la Iglesia. El apóstol Pablo menciona a una
mujer, Febe, en su carta a los romanos.
En tiempos modernos y siguiendo las reformas del
Concilio Vaticano II, la Iglesia reinstituyó el rol del diaconato permanente,
algo abierto por lo general a hombres casados mayores de 35 años. Los diáconos
son ordenados, pero no pueden celebrar misa, aunque sí pueden encabezar
servicios de oración, celebrar sacramentos como bautismos y matrimonios e
incluso pueden manejar parroquias como administradores pastorales, en ausencia
de un sacerdote.
Francisco contó que el profesor que le habló sobre
el tema del diaconato femenino, le dijo que las mujeres diáconos ayudaban
especialmente a bautizar a las mujeres cuando la práctica del bautismo, en los
primeros siglos, implicaba sumergirse en el agua con el cuerpo desnudo.
Proceso de
decisiones
El Papa, que en muchas oportunidades dijo que hay
que profundizar la teología de la mujer y que María siempre fue más importante
que los apóstoles, dijo durante el encuentro de ayer que "la Iglesia
necesita ulteriormente que las mujeres entren en el proceso de decisiones y que
puedan encabezar una oficina en el Vaticano".
"La Iglesia debe involucrar a consagradas y
laicas en la consulta, pero también en el proceso de decisión", señaló
Francisco. "Este creciente rol de las mujeres en la Iglesia no es
feminismo, sino un derecho de todos los bautizados: varones y mujeres",
concluyó.
La apertura del Papa a la existencia de mujeres
diáconos acercaría la Iglesia Católica a la anglicana, donde hay mujeres
sacerdotes e incluso, mujeres obispos.
"La Iglesia no le dijo no al diaconato
femenino", había dicho en 1994 el ya fallecido cardenal Carlo María
Martini, intelectual católico progresista y arzobispo de Milán, al comentar la
prohibición de Juan Pablo II a las mujeres sacerdotes.
El argumento principal de la negativa al sacerdocio
femenino es la ausencia de mujeres en el cenáculo en el momento de la
institución de la Eucaristía. Pero una reciente decisión de Francisco pareció echar
por tierra eso, al admitir a las mujeres al lavado de pies durante el Jueves
Santo.
"Las mujeres han dicho basta y el Papa dijo
«tienen razón»", opinó la historiadora Lucetta Scaraffia, directora del
suplemento femenino del diario L'Osservatore Romano. "Si ninguna de las
dos partes se movía, no cambiaba nada", agregó Scaraffia.
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