La presidenta se dio un saludable baño de
tercermundismo
El viaje de Cristina Fernández a Angola fue
ninguneado por la prensa opositora como mera misión comercial de Guillermo
Moreno. No fue así. La presidenta se dio un saludable baño político de
tercermundismo.
EMILIO MARÍN
En el primer viaje de Moreno al país africano, hace
pocas semanas, la prensa opositora se burlaba de su “portuñol”. Ahora harán centro
en que allí la presidenta movió las caderas en un candombe, en vez de analizar
políticamente su visita.
Si algo hay que mencionar de esos pasos de baile de
Cristina Fernández es que se la notaba contenta. En mayo de 2010 también se
contorneó al ritmo de las murgas en los festejos del Bicentenario. La
diferencia es que hace dos años estaba a su lado Néstor Kirchner y ella era
toda felicidad.
La gira de tres días al país liberado del
colonialismo portugués por el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA)
dirigido por Agostinho Neto, tuvo por supuesto un costado comercial. Y en buena
hora que 400 empresarios argentinos, organizados por Moreno, pudieran montar
una Feria en Luanda para ofrecer sus productos y servicios. La presidente
rescató esa posibilidad de armar una plataforma empresarial argentina para
asociarse a capitales angolanos y desarrollarse en el continente africano.
Ella dijo que los dos países eran complementarios,
incluso en petróleo y gas, lo que abrió algún entendimiento entre la flamante
YPF renacionalizada y la estatal angoleña. Angola es el segundo productor de
crudo del continente.
Pero más importante que los negocios son los
acuerdos políticos. Y de eso habló bastante la jefa de Estado, primero al
recibir a la Organización de Mujeres de Angola, luego al reunirse con el
presidente José Eduardo Dos Santos y finalmente al disertar ante la Asamblea
Nacional, en su mensaje más político.
Ante los
diputados, la visitante elogió el progreso de la mujer, visible en su presencia
legislativa; se ganó al público con el agradecimiento de la muy buena onda con
que fue recibida en Luanda y por sus referencias a las raíces africanas de las
tropas de San Martín, del tango y las murgas.
Quizás lo
más significativo fue, en ese mensaje, su apreciación de que se necesita la
unidad Sur-Sur para la batalla por la Segunda Independencia. A diferencia de la
Primera, que superó el yugo colonial, dijo que se deben eliminar "las
formas sutiles de subordinación económica y cultural que se traducen en un atraso
para los pueblos y falta de desarrollo para las naciones”. La presidenta bajó
línea contra la crisis del capitalismo global y sentó en el banquillo a “los
bancos que acumulan divisas que existen sólo en los asientos contables de las
computadoras”.
Su única
gaffe fue una mención a la lucha de Ernesto Che Guevara por la independencia de
Angola; debe haber confundido a este país con el Congo, donde efectivamente
luchó el argentino-cubano en 1965. Todo lo demás fue de un impecable y avanzado
tercermundismo, que abre una contradicción entre este tipo de viajes y el que
hará a mediados de junio a la cumbre del G-20 en Los Cabos, México. Allí
estarán los presidentes que, como Barack Obama, representan a los bancos, los
asientos contables y las recetas de ajuste.
Arde
Tribunales
En la
víspera de ese viaje presidencial se agitó Tribunales de Comodoro Py. Se supo
que el juez Norberto Oyarbide había puesto a Mauricio Macri muy cerca del
juicio oral por la asociación ilícita y el espionaje ilegal del comisario
“Fino” Palacios y el espía Ciro James.
Para
Macri todo se reducía a un plan orquestado por CFK y su juez más obediente. Fue
su explicación, con mucho de delirio persecutorio. Por suerte la jefa de Estado
ya estaba preparando sus valijas cuando el procesado y su núcleo duro de
funcionarios trataban de recuperarse del golpe político-judicial y daban
calumniosas explicaciones. La viajera tenía a África en su prioridad de agenda.
El mismo
magistrado, Oyarbide, había decidido un día antes, el martes, citar a declarar
a Sergio y Pablo Schoklender y al contador de la empresa Meldorek, propiedad
del primero. Era en la causa por el presunto desvío millonario de fondos de la
asociación “Sueños Compartidos”, un emprendimiento de las Madres de Plaza de
Mayo. Hebe de Bonafini aseguró haber sido víctima del manejo de los Schoklender
y es querellante en la causa.
Al final
de las indagatorias, el mayor de los hermanos quedó detenido por la mañana y
enviado al penal de Ezeiza, en tanto el menor y el contador, también terminaron
presos..
Según la
acusación, los dos hermanos habrían derivado fondos de “Sueños Compartidos”,
pagados por el Estado nacional para la construcción de viviendas sociales, a
sus cuentas personales. El dinero habría servido para otros fines no
precisamente sociales, según la instrucción del juez. Este descree del descargo
de los imputados, de que las cuentas oficiales de Madres estuvieron
deshabilitadas en ese tiempo y por eso debieron girar los fondos a sus cuentas
personales. Adujeron que luego esos mismos recursos sirvieron para pagar los
salarios y los materiales de las obras en construcción.
En la
posible elevación de causa a juicio contra Macri y otros encartados como
“asociación ilícita” ya hubo dos instancias judiciales, sin que el procesado
pudiera revertirlas. Y en cuanto a “Sueños Compartidos”, hay una investigación
y pruebas como para fundar estas prisiones preventivas, que los abogados
defensores seguramente apelarán.
Todo eso
se puede entender, se comparta o no. Pero lo que es un delirio persecutorio
casi paranoico y, peor aún una campaña de defensa incondicional de Macri, es la
postura del diario “La Nación”. Su principal columnista en asuntos judiciales,
Adrián Ventura, escribió el 17/5 que el gobierno nacional armó con Oyarbide
estas “cortinas de humo” -las detenciones de los Schoklender y el broche final
al expediente Macri-, ¡al solo efecto de beneficiar a Amado Boudou!
En
realidad el vicepresidente sigue en una incómoda situación legal porque el
nuevo juez que atiende su expediente, Ariel Lijo, y el también nuevo fiscal,
Jorge Di Lello, le han unificado dos causas. Una lo vincularía a Ciccone
Calcográfica y otra lo investiga por supuesto enriquecimiento ilícito. Si el
vice creyó que apartando al juez Daniel Rafecas y al fiscal Carlos Rívolo iba a
estar mucho más aliviado, parece que se equivocó.
El
peligro
Muy lejos
de Luanda, más precisamente en La Plata, la política mostró algunos de los
enemigos irreconciliables del gobierno. A Daniel Scioli le faltaron por tercera
vez consecutiva dos diputados para lograr el quórum de 47 y tratar el aumento
del inmobiliario rural.
Sobre esa
Legislatura influyó el poder de lobby de los sojeros bonaerenses de Carbap y la
Sociedad Rural, con la ex chacarera Federación Agraria haciendo de peón. El
titular de la FAA, Eduardo Buzzi, provocó al justicialismo diciendo que Scioli
era el “virrey” recaudando para la “reina” Cristina y calificando el proyecto
de “confiscación”. Hugo Biolcati y Mario Llambías, muy contentos por recuperar
cierta unidad en la acción con esos socios menores. La UCR y el FAP no
quisieron sesionar: los sojeros tienen amigos en esas bancadas.
El
gobernador necesita más dinero y las municipalidades también, porque habían
perdido 900 millones de pesos derivados al Fondo de Financiamiento Educativo.
Allí nace la módica suba de impuestos, del orden del 30 o 40 por ciento, sobre
valiosas tierras que pagan monedas. Lo que recauda la provincia por este impuesto
rural, 20.500 millones de pesos, es menos de la mitad de lo que le ingresa por
el impuesto al automotor.
La
hectárea se cotiza en 10.000 dólares y paga por 200 o 250 dólares, al punto que
algunos dirigentes agropecuarios admiten que tienen que pagar más. Su queja es
que quieren que ese mayor tributo les sea estirado a cinco años, como si fueran
un sector azotado por la pobreza.
Según
Buzzi, en Santa Fe, con Arturo Bonfatti sucesor de Hermes Binner, han negociado
ese plazo quinquenal para el pago de mayores gabelas. Si así fuera sería otra
concesión más del “socialismo” a los sojeros disfrazados de “Patria”.
Pero la
mayor queja de Biolcati y los suyos es que la suba de impuestos y actualización
del valor de sus propiedades iría a conocimiento de la AFIP y se traduciría en
mayores pagos por bienes personales, que recauda la Nación. Es lo que más les
duele a estos furibundos enemigos del “proyecto nacional y popular”.
El otro
rostro del enemigo se vio en los trámites que hizo Repsol en contra de la
Argentina. Por un lado envió una carta a la presidenta protestando por la
nacionalización de YPF y adelantando que acudirá al CIADI (tribunal arbitral
del Banco Mundial). Por el otro se presentó junto a Texas Yale, otro
accionista, ante un juzgado norteamericano, denunciando la recuperación
argentina. Finalmente, Repsol rompió el contrato de provisión de gas natural
licuado, lo que afectaría a la población que usa garrafas.
Ojalá la
temática tercermundista que caracterizó el viaje a África le haya permitido
reflexionar más a la presidenta sobre quiénes son los enemigos. Algunos que
están temporalmente en el exterior, como Carlos Pedro Blaquier, dueño del
Ingenio Ledesma, citado sin éxito el viernes en la causa del Apagón de 1976
donde fueron secuestrados varios centenares de personas, también están en ese
bando, aunque usen DNI argentino.
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Sergio Ortiz
face: Sergio Ortiz
twitter: sergioortizpl
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