En Honduras llevan asesinados a 25 periodistas
Las fuerzas parapoliciales y paramilitares llevan
asesinados 25 periodistas en Honduras. El récord está vinculado al golpe de
Estado oligárquico de 2009, patrocinado por el Comando Sur. La SIP dice poco y
nada de esto.
EMILIO MARÍN
Las dos últimas víctimas de la barbarie contra el
periodismo en el país centroamericano fueron Erick Martínez Ávila, de 32 años,
y el coordinador de noticias de HRN, Alfredo Villatoro. Ambos fueron
secuestrados y aparecieron posteriormente muertos, en un caso el 6 de mayo y el
otro el 16, con signos de estrangulamiento y violencia física.
El papelón del presidente Porfirio Lobo no pudo ser
mayor, pues en referencia a Villatoro, el día anterior a que apareciera su
cadáver, había declarado que el gobierno tenía una prueba de vida.
Ese hombre de radio, de las más escuchadas en el
país, fue hallado muerto y su cadáver había sido vestido con uniforme de “Las
Cobras”, un organismo policial de antecedentes represivos.
Como Villatoro era un periodista de muchos años en
el ejercicio de la profesión, a la Sociedad Interamericana de Prensa no le
quedó más remedio que emitir un comunicado. No suele ocuparse de estos casos,
pero con aquél hizo una excepción. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)
expresó ayer su repudio por el asesinato. "Nuestra indignación por el
desenlace trágico en este caso proviene del lento accionar, la laxitud y el
pobre compromiso de las autoridades, que no han logrado ponerle freno a la
violencia”, dijo el peruano Gustavo Mohme, presidente de la Comisión de
Libertad de Prensa de la SIP.
Sobre Martínez Ávila, en cambio, la SIP hizo el
silencio acostumbrado. Claro, era un hombre joven, de la izquierda,
precandidato a diputado por el departamento de Morazán por el Partido LIBRE que
encabeza la esposa del derrocado Mel Zelaya, Xiomara Castro de Zelaya. Erick
era de los sectores más combativos de ese partido legal y el Frente Nacional de
Resistencia Popular, y militaba en la Organización Política Los Necios.
Además de esa currícula polítca de la víctima, poco
amigable para la SIP, se debe consignar que era dirigente de la comunidad
lésbica y gay de Honduras. Justamente su candidatura a diputado por LIBRE había
motivado la mofa discriminatoria del diario El Heraldo, uno de los pilares del
golpe de Estado militar-cívico de junio de 2009 y, por supuesto, afiliado a la
SIP.
El cable de la agencia AP del 17 de mayo,
consignaba: “entre 2003 y 2012, el organismo estatal de derechos humanos
registra la muerte de 29 periodistas, de las cuales 22 han ocurrido durante la
gestión de Lobo, que gobierna desde 2010”.
Otras estadísticas surgen del Comité por la Libre
Expresión, C-Libre, de Honduras, que sin contar a Martínez y Villatoro, afirmó:
“desde noviembre del 2003 a la fecha, C-libre mantiene en sus registros la
muerte violenta de al menos 28 periodistas y comunicadores sociales: Germán
Rivas, Carlos Salgado, Rafael Munguía, Osman Rodrigo López, Bernardo Rivera
Paz, Gabriel Fino Noriega, Nicolás Asfura. Se suman a la lista, Joseph
Hernández, David Meza, Nahún Palacios, Bayardo Mairena, Manuel de Jesús Juárez,
George “Georgino” Orellana, Luis Arturo Mondragón, Israel Díaz Zelaya, Henry
Orlando Suazo, Héctor Francisco Medina, Luis Mendoza, Luz Marina Paz, Saira
Almendares y Fausto Flores Valle.
El golpismo lo acentuó
Uno de los periodistas radicados en Honduras y que
viene siguiendo puntualmente las violaciones a los derechos humanos del
periodismo y los crímenes que se comenten en su contra es Dick Emanuelsson. De
nacionalidad sueca estuvo como corresponsal varios años en Colombia, donde sus
noticias sobre el comportamiento del Ejército durante la gestión de Álvaro
Uribe lo malquistaron con las FFAA.
Fue amenazado de muerte y debió irse de Bogotá,
radicándose en Tegucigalpa. Fue como salir de Guatemala y caer en Guatepeor.
Emanuelsson reporteó el 7 de mayo a Gilberto Ríos, secretario general de Los
Necios, donde militaba Martínez. Allí se lee que “con el asesinato del
compañero y colega ya son 24 los periodistas asesinados desde el 27 de enero de
2010 cuando el actual régimen de Porfirio Lobo Sosa asumió el poder”. Unos
pocos días más tarde apareció muerto Villatoro, secuestrado el 9 de mayo; por
eso este cronista toma la cifra de 25 periodistas asesinados durante el mandato
de Lobo.
Estos crímenes venían de antes, pero el golpe del
28 de junio de 2009, con el títere Roberto Micheletti y sus generales
entrenados por el Comando Sur norteamericano, los acentuaron.
Los grupos criminales amparados por el gobierno y
las Fuerzas Armadas no sólo matan a periodistas. Hubo 47 campesinos masacrados
en el valle del Aguán, por sicarios de los propietarios palmeros de allí, como
Miguel Facussé Barjum, que tiene medios de comunicación y otras empresas.
Facussé está acusado de permitir vuelos del narcotráfico en sus haciendas y
esto es sabido, incluso por la DEA y el Departamento de Estado, que no hacen
nada en su contra.
También fueron matados dirigentes políticos, como
Santos Alberto Domínguez Benítez, 24 años, miembro de COPINH, de derechos
humanos; Miguel Angel Barahona, 67, catedrático universitario que
impulsaba la creación del Centro Universitario Regional de El Progreso, y
Edilberto Zolano Mejía, 55, secretario general del Partido Socialista Morazánico.
Todo esto, más lo de Martínez y Villatoro, ocurrió entre el 1 y el 16 de mayo.
¿Cómo en Colombia?
Primero con Micheletti y luego con Lobo, Honduras
se ha convertido en una plaza donde la vida no vale nada, en general, y la vida
de quienes tienen alguna profesión comprometida o alguna militancia gremial,
social o política, vale menos que nada.
El resultado es que Honduras ha llegado al índice
de homicidios más alto del planeta, al menos donde se llevan estadísticas: 86
muertes cada 100.000 habitantes. Ser joven es directamente una invitación al
cementerio: 2.092 jóvenes fueron ultimados durante estos años de Lobo; además
se cuentan 400 femicidios, 370 presos calcinados en la cárcel de Comayagua, 42
lesbianas y gays eliminados, los campesinos del Aguán citados más arriba, etc.
Semejante panorama tiene conexión con los
paramilitares colombianos que operan en Honduras junto a asesores militares
israelitas, así como la mala educación democrática inoculada a las FFAA por los
estadounidenses que cuentan en el país con la base Soto Cano, Palmerola, más
los cursos antiinsurgentes que dieron a los militares hondureños en la “Escuela
de las Américas”.
Los generales golpistas de 2009 secuestraron al
presidente constitucional, Mel Zelaya, y lo llevaron primero a la base de Soto
Cano, antes de deportarlo ilegalmente a Costa Rica.
El panorama de secuestros, torturas, persecución al
periodismo y crímenes contra activistas políticos legales tiene gran parecido a
lo que ocurre en Colombia. Por eso Emauelsson, que conoce bien lo que pasa en
Bogotá, antes con Uribe y ahora Juan M. Santos, planteó días atrás: “¡El
“Síndrome de la Unión Patriótica en Colombia recurre ahora a Honduras”!
Se refirió así al caso de la guerrilla
desmovilizada a mediados de los ´80, que formó un partido legal, la Unión
Patriótica, que fue objeto de una campaña de aniquilamiento. Cerca de 5.000
militantes de UP, incluso candidatos a presidente, legisladores y concejales
electos, fueron masacrados por los paramilitares y parapoliciales, eso es, por
los militares y policías mandados de noche por el Estado sin sus uniformes de
rigor.
¿Será entonces que los dueños del poder, las
finanzas y la tierra en Honduras tienen tanto miedo a las elecciones de
noviembre de 2013 donde será candidata Xiomara Castro de Zelaya? ¿Han decidido
bañar en sangre al pueblo hondureño, comenzando por el periodismo, para
asegurarse que en las próximas elecciones el partido LIBRE no pueda competir y
nadie quiera ser candidato en su lista porque sería hombre muerto?
Desde Argentina no es mucho lo que se pueda hacer
por aliviar aquella situación de los colegas, pero al menos se debe hablar del
tema, evitar su invisibilización y el contrabando ideológico. Esto último
hicieron en Enfoques (“La Nación” 20/5) Pablo Sirven y su reporteado Jon Lee
Anderson. A lo largo de dos páginas tamaño sábana, hubo preguntas y respuestas
sobre el ejercicio del periodismo en la región y el mundo, sin que ni uno ni
otro se refiriera a los crímenes de Honduras.
Peor aún, la última pregunta de Sirven fue: “¿Qué
piensa de gobernantes como Cristina Kirchner, Rafael Correa y Hugo Chávez que
hablan de la prensa prácticamente como un poder diabólico?”. Respuesta de
Anderson: “No es saludable que los presidentes estén enfrentados con la
prensa”.
Ese par de periodistas del sistema sigue creyendo
que el país más peligroso para la prensa sería Cuba. Lo cree, pese a que
Ernesto Carmona (Mapocho press), desenmascaró esa mentira recordando que “el
último periodista muerto en Cuba fue Carlos Bastidas Argüello, corresponsal en
viaje ecuatoriano de 23 años, asesinado en 1958 en La Habana por la dictadura
de Batista”.
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Sergio Ortiz
face: Sergio Ortiz
twitter: sergioortizpl
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