ELLAS EN GUERRA
a las mujeres de Malvinas
Hace días que el sueño la esquiva,
y la vieja radio no quiere escuchar,
el televisor apaga con inquina,
el paso del cartero la hace temblar.
–
Su dulce alma presiente y conoce,
que a su amado irán a convocar,
y no entiende de vecinos el goce,
la albricia en banderas a desplegar.
–
Ella se esconde y en silencio llora,
sabe que la Patria le está por pedir,
a ese hombre soldado que adora,
fruto de su desvelo, razón de vivir.
–
Se desgarra el corazón bien adentro,
entre orgullo y su amor de mujer,
y un puñal de dolor clava el centro,
pues otro amor quiere hacerla ceder.
–
Es el amor a su Patria generoso,
clamando por irredenta perla austral,
que convierte a ese amor celoso,
en ofrenda de sangre, incierto final.
–
Setenta y cuatro días de locura,.
y setenta y cuatro noches de terror,
con su hombre en la trinchera oscura,
en el mar negro o en el cielo traidor.
–
También ella anhela esa victoria,
que a su soldado le brinde el honor,
e imagina un regreso con gloria,
para admirar aún más a su amor.
–
Una en vela a la foto le ora,
otra recuerda el día en que parió,
otra al hermano extraña ahora,
toda la noche otra al vientre habló.
–
Pero el destino la prueba prepara,
de hierro y miel deberá ser la mujer,
pues la derrota cruel todo acapara,
y olvido y desprecio quieren vencer.
–
A una aguarda el más duro duelo,
sin adiós, sin un cuerpo y sin funeral,
a otra ser también padre sin consuelo,
a otra custodia y testigo del mal.
–
Ellas en la guerra también estuvieron,
muchas de ellas todavía lo están,
silente oscura batalla libraron,
al amor como arma tan solo tendrán.
–
Enrique Momigliano.
San Andrés de Giles, 1 de abril de 2016
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