miércoles, 31 de julio de 2019

EDITORIAL DE JULIO DE HACIENDO CAMINO

Volver al futuro, avanzar al pasado

Hace un tiempo atrás nuestro buen amigo y columnista de esta publicación, Rudy Catoni nos envió un artículo, con el título que tomamos para esta editorial, de Roberto Bardini publicado en julio de 2002 en “Tiempos de Reflexión”, por la vigencia actual del mismo, creo oportuno transcribir gran parte del mismo para consideración de nuestros lectores:
El futuro ya llegó y no es cómo lo imaginábamos décadas atrás. Este futuro que ya está aquí y que no conquistamos, no es ni remotamente como lo presentaban en los años 50 y 60 las revistas de historietas, las novelas y las películas de ciencia ficción. Julio Verne y H. G. Wells se quedaron cortos.
El hombre llegó a la Luna y a Marte, pero en la Tierra descendió a los infiernos. Por ningún lado se ven–ni siquiera en Estados Unidos o Europa– los avances científicos y tecnológicos al servicio de la humanidad, el súper confort en casas con artefactos sofisticados, los afanosos robots preparando un jugo de naranja sintético en cocinas híper esterilizadas. Y de socialismo o comunitarismo o igualitarismo, ni hablar.
El futuro ha llegado y continuamos haciendo lo que vienen haciendo otros desde la época de Espartaco: llorar a nuestros muertos y jurar venganza. O pedir justicia, que es la venganza reglamentada.
Este futuro en el que estamos ni siquiera se aproxima al desalentador Un mundo feliz, de Aldous Huxley. Es casi un retorno a la Edad Media.
Lo de la Edad Media en el nuevo milenio no es una comparación pesimista. Es parte del nuevo orden mundial que supimos conseguir. O que no logramos evitar.
La realidad está en las calles, la nueva jungla. Unos tienen los celulares, la escopeta de perdigones, los archivos manejados por computadora y la orden de tirar a matar. Están al servicio de los que viven en el castillo y comen. Otros –la mayoría, los que reciben los perdigones– viven en cuevas, tienen hambre y esgrimen el hacha de piedra. A diferencia de los salvajes antiguos, no entonan cantos de guerra porque ni siquiera tienen fuerzas para cantar. Pero la guerra está ahí.