sábado, 28 de diciembre de 2019

EDITORIAL DE HACIENDO CAMINO DICIEMBRE


LA ESPERANZA ES PARA VIVIRLA

Llega el mes de diciembre y como todos los años se nos hizo costumbre hacer un balance de nuestra vida durante estos últimos trecientos sesenta y cinco días. Esto nos obliga a hacer funcionar nuestra memoria para tratar de recordar todos los actos que protagonizamos durante el transcurso de estos doce meses, digo todo el protagonismo que hemos tenido, sea en forma activa como pasiva, con todas sus alegrías, sus tristezas, todas las realizaciones personales y colectivas y también todas las frustraciones sufridas.
El último mes de este año, además de cómo siempre ha sido el último, nos encuentra inmersos en una nueva situación institucional en nuestro país, el recambio de autoridades del gobierno nacional. Muchos compatriotas participaron del acto de asunción de las nuevas autoridades en las calles y en especial en la Plaza de Mayo, otros desde nuestros hogares por la pantalla del televisor.
La mayoría de los que integramos este hermoso pueblo hemos transitado cuatro años de la mano de un gobierno que llevó a cabo un proyecto de país que no era para nada inclusivo, que conculcó muchos de los derechos que habíamos conquistado en el transcurso del tiempo, en especial en lo laboral y en lo social. No vamos a hacer ningún cuadro estadístico para demostrar lo que decimos ya que las consecuencias están a la vista y al alcance de todos y todas las personas de bien sean de cualquier color político que abracen. Solo la necedad que han incentivado los medios de comunicación adictos al neo-liberalismo, fomentando en muchísimos inadvertidos un odio visceral a todo lo que huela a nacional y popular y que no les deja reconocer la triste y dolorosa realidad. Así hemos sido catalogados con muchos motes descalificativos, muchas veces rayanos al insulto y que podemos unificar en lo que denominan despectivamente POPULISMO.
Quienes hemos prestado la atención necesaria en el discurso presidencial de ese día vimos de pronto que en nuestro corazón germinaba una semilla de esperanza, que nos decía que no todo estaba perdido, que lo colectivo es más importante que el simple interés personal. Entendimos que era posible retomar esos valores que nos habían robado y en muchos casos cambiado por otros, hoy creo que la solidaridad se ha fortalecido en quienes nunca la hemos renunciado, que también muchos de aquellos que la habían olvidado han comenzado a dejar de lado el individualismo y se incorporaron a esta nueva gesta que necesita de todos los que habitan en la argentina para volverla a poner de pie.
Tampoco en este balance podemos dejar de incluir a nuestros países hermanos de América Latina y cuyos pueblos han despertado rebelándose al saqueo material y espiritual del sistema capitalista más feroz y voraz que está viviendo el mundo todo.
LA ESPERANZA DE LA NAVIDAD
Con mucha alegría he recibido desde las redes sociales dos reflexiones que me han parecido merecen ser difundidas y en lo posible conversadas y debatidas en nuestros grupos de pertenencia. Una la compartió una sobrina residente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que nos muestra una mirada despojada de todo ritual o creencia: