NECESIDAD
DE UNA REFORMA GREMIAL
Al leer la nota de Ramón
Hernández Martín, “Trabajo, salario y vida ¿Por qué tantos conflictos?” (ver
pág 18 de esta edición), me motivó para hacer una mirada retrospectiva sobre editoriales
anteriores, encontrando de esa manera la que publicamos en el N° 81 en el mes
de agosto de 2013, la que con apenas una pequeña actualización en sus datos, complementa
en el plano local lo que Hernández Martín expresa en su artículo.
En aquella oportunidad su
título fue Del sindicalismo solidario a
la aristocracia sindical, hoy quiero exponer
nuevamente su texto a nuestros lectores y lectoras:
En el año 1712 hace su aparición la máquina de vapor, creada por Thomas Newcomen y mejorada luego por un fabricante de instrumentos, el escocés James Watt, quien mediante sus aparatos condensaba el vapor fuera del cilindro principal, lo que permitía ahorrar calor. Estas máquinas de vapor usaban a éste para forzar el pistón y así aumentar la eficiencia. Las nuevas máquinas se convirtieron
rápidamente en la mayor fuente de energía de las fábricas. Podríamos decir que este fue el puntapié inicial de lo que históricamente se conoce como “La Revolución Industrial” (entre 1770 a 1850 aprox.) que trajo aparejada una nueva manera de realizar el trabajo, pasando de los talleres artesanales en los que los artesanos iban transmitiendo su oficio a los aprendices que se desempeñaban en el mismo, a la era del trabajo en serie, donde el trabajador se convirtió en un engranaje más de la línea de producción y su fuerza pasa a ser un simple insumo de la misma. Comienza a expandirse el sistema capitalista de producción pasando el ser humano a ser simplemente la “mano de obra” dentro de una larga lista de elementos que se utilizan en la fabricación de los productos.
La tendencia a acumular que
tenemos los seres humanos y que cuando logramos alguna dosis de poder y además
carecemos de valores éticos o morales, hizo que la explotación del hombre (el
trabajador) por el hombre (el empresario capitalista) llevara a situaciones
extremas de injusticias en la relación laboral. Largas jornadas de trabajo, sin
descansos reparadores, el trabajo de las mujeres y los niños y niñas en las
mismas escandalosas condiciones que los varones, etc., etc.
El ansia de ser libres, que
también poseemos los seres humanos, hizo que fuera naciendo en las filas de los
obreros la necesidad de defenderse contra tamaña injusticia, comienzan a
aparecer quienes iniciarán una larga marcha para lograr la organización de los
trabajadores y comenzar a luchar por reivindicaciones sociales, es el
nacimiento de los Sindicatos. No era tarea fácil la emprendida, se necesitaba
mucha conciencia, valor y coraje para llevarla adelante y en especial un
sentido cabal de la SOLIDARIDAD. Para expresarla comenzaron a ser utilizadas palabras
como: fraternidad, igualdad, hermandad, unión, lealtad, cuya sola pronunciación
levantaba el ánimo y el fervor en las reuniones y asambleas de obreros, pero
también provocaba escozor en los directivos y dueños de las fábricas.
La organización de los
oprimidos siempre ha sido un factor de preocupación por parte de los opresores,
éstos saben perfectamente el peligro que significa esa unidad para la cómoda y
muchas veces extravagante situación en la que viven gracias al esfuerzo de
otros. Sería largo de enumerar aquellos hechos que historiaron esa marcha por
la conquista de la justicia social que aún continua en nuestros días,
recordaremos solo a “Los Mártires de Chicago” que aquel 1º de mayo de 1886
ofrendaron su vida en aras de sus ideales libertarios en aquella ciudad
norteamericana, de este hecho se fue universalizando la conciencia de los
trabajadores y no en vano los recordamos todos los años en esa fecha instituida
como DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES.
En la Argentina de la mano de
inmigrantes europeos que escapaban de la persecución en sus países, trajeron
sus experiencias de lucha y con diversas ideologías, anarquistas, socialistas,
comunistas, comenzaron o mejor dicho continuaron su tarea sindical en nuestra
patria, con mucho esfuerzo, sacrificio y también martirio.
Esta breve reseña de la manera
en que fue naciendo la organización del movimiento obrero y que decidí llamarlo
como inicio del SINDICALISMO SOLIDARIO, es simplemente para que sirva de
referencia para analizar aunque sea a grandes rasgos como se encuentra hoy el
gremialismo en nuestro país.
Por supuesto que este impulso
de libertad por parte de los trabajadores debe enfrentar también las presiones
de parte de las patronales que siempre intentarán frenar o moderar los avances
que puedan lograr aquellos, situación que se complica mucho para los obreros
cuando gobiernos que no son de signo nacional y popular hacen alianza con los
empresarios. La familia trabajadora tuvo algunos picos de alta dignidad no solo
en los salarios, sino en las conquistas sociales cuando el Estado estuvo al
lado del pueblo, llevando al rango constitucional los Derechos del Trabajador
(Constitución Justicialista de 1949). Mucha agua pasó bajo el puente desde
entonces, muchos gremialistas se aliaron con las patronales y también con los
gobiernos que se sucedieron a lo largo de los años para frenar los reclamos de
sus representados, apareció lo que se denominó la “Burocracia Sindical”.
En los últimos tiempos aparece
un fenómeno nuevo en el sindicalismo y para analizarlo creo conveniente definir
el término aristocracia según el diccionario: “Gobierno constituido por las
personas más notables del Estado” // “Clase noble de una nación, provincia,
etc.”
Hoy vemos que las cúpulas de
la organizaciones gremiales tienen como atornillados al sitial de honor a los
mismos personajes durante muchos años, se eligen entre ellos y no permiten que
surjan nuevos líderes desde las bases y no en pocas oportunidades se complotan
con la patronal para que los sancionen e incluso despidan para que dejen de
“molestar” (cualquier comparación con algunos partidos políticos es mera
coincidencia).
En Córdoba tenemos casos
concretos de este tipo de liderazgo y que son absorbidos por el poder político,
que en el ejemplo es la patronal, y así la combatividad queda sólo en el
megáfono de ruidosas marchas. El Secretario General del Sindicato de Empleados
Públicos (SEP), José “Pepe” Pihen actualmente es legislador provincial por
Hacemos por Córdoba y ya había sido diputado en la anterior bicameral. El ex Secretario
General de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), Walter
Grahovac, Ministro de Educación de la Provincia. Se podría tener más ejemplos
de dirigentes sindicales que integraron el gabinete provincial, pero como
muestra basta un botón, o dos como nuestro caso. En el caso de Pihen es bueno
recordar que también es el Secretario General de la CGT Regional Córdoba, vaya
si no es un “hidalgo” el hombre que merece representar a los trabajadores cordobeses
y digno exponente de la “ARISTOCRACIA SINDICAL”.
Creo que así como se está
llevando a cabo una reforma política en nuestro país y se está intentando
también reformar la Justicia, creo que los trabajadores tenemos que tomar
conciencia que se necesita urgentemente una reforma que democratice el
gremialismo que realmente nos representen sin connivencias con los poderosos.
En la actualidad todavía
tenemos muchas reivindicaciones pendientes por las que debemos bregar a pesar
de esta “aristocracia sindical”: trabajo precario fuera del circuito formal,
situación de los empleados de los call-center, trabajadores monotributistas
empleados en el Estado, reforma integral del sistema tributario, entre otras.
En el artículo 14 bis de la
Constitución Nacional hay algunos derechos que por ahora no conozco dirigente
gremial que haya salido a reclamarlos: “participación en las
ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”, ya que siempre las empresas
nos han participado de las pérdidas y de su mala administración cuando
quiebran, sería bueno que comenzáramos a pedir lo que nos corresponde.
Por supuesto que este logro no
va a ser gratuito, sino que necesita de la participación activa de todos y
todas los que nos consideramos clase trabajadora en la actividad sindical y no
usemos únicamente al gremio por los beneficios que nos ofrece.
Para reflexionar.
Nicolás Salcito
Ver la publicación completa en:
www.haciendocamino.com.ar/hc-177.pdf