lunes, 31 de enero de 2022

EDITORIAL DE HACIENDO CAMINO ENERO 2022

 

NECESIDAD DE UNA REFORMA GREMIAL

 

Al leer la nota de Ramón Hernández Martín, “Trabajo, salario y vida ¿Por qué tantos conflictos?” (ver pág 18 de esta edición), me motivó para hacer una mirada retrospectiva sobre editoriales anteriores, encontrando de esa manera la que publicamos en el N° 81 en el mes de agosto de 2013, la que con apenas una pequeña actualización en sus datos, complementa en el plano local lo que Hernández Martín expresa en su artículo.

En aquella oportunidad su título fue Del sindicalismo solidario a la aristocracia sindical, hoy quiero exponer nuevamente su texto a nuestros lectores y lectoras:

En el año 1712 hace su aparición la máquina de vapor, creada por Thomas Newcomen y mejorada luego por un fabricante de instrumentos, el escocés James Watt, quien mediante sus aparatos condensaba el vapor fuera del cilindro principal, lo que permitía ahorrar calor. Estas máquinas de vapor usaban a éste para forzar el pistón y así aumentar la eficiencia. Las nuevas máquinas se convirtieron


rápidamente en la mayor fuente de energía de las fábricas. Podríamos decir que este fue el puntapié inicial de lo que históricamente se conoce como “La Revolución Industrial” (entre 1770 a 1850 aprox.) que trajo aparejada una nueva manera de realizar el trabajo, pasando de los talleres artesanales en los que los artesanos iban transmitiendo su oficio a los aprendices que se desempeñaban en el mismo, a la era del trabajo en serie, donde el trabajador se convirtió en un engranaje más de la línea de producción y su fuerza pasa a ser un simple insumo de la misma. Comienza a expandirse el sistema capitalista de producción pasando el ser humano a ser simplemente la “mano de obra” dentro de una larga lista de elementos que se utilizan en la fabricación de los productos.

La tendencia a acumular que tenemos los seres humanos y que cuando logramos alguna dosis de poder y además carecemos de valores éticos o morales, hizo que la explotación del hombre (el trabajador) por el hombre (el empresario capitalista) llevara a situaciones extremas de injusticias en la relación laboral. Largas jornadas de trabajo, sin descansos reparadores, el trabajo de las mujeres y los niños y niñas en las mismas escandalosas condiciones que los varones, etc., etc.

El ansia de ser libres, que también poseemos los seres humanos, hizo que fuera naciendo en las filas de los obreros la necesidad de defenderse contra tamaña injusticia, comienzan a aparecer quienes iniciarán una larga marcha para lograr la organización de los trabajadores y comenzar a luchar por reivindicaciones sociales, es el nacimiento de los Sindicatos. No era tarea fácil la emprendida, se necesitaba mucha conciencia, valor y coraje para llevarla adelante y en especial un sentido cabal de la SOLIDARIDAD. Para expresarla comenzaron a ser utilizadas palabras como: fraternidad, igualdad, hermandad, unión, lealtad, cuya sola pronunciación levantaba el ánimo y el fervor en las reuniones y asambleas de obreros, pero también provocaba escozor en los directivos y dueños de las fábricas.

La organización de los oprimidos siempre ha sido un factor de preocupación por parte de los opresores, éstos saben perfectamente el peligro que significa esa unidad para la cómoda y muchas veces extravagante situación en la que viven gracias al esfuerzo de otros. Sería largo de enumerar aquellos hechos que historiaron esa marcha por la conquista de la justicia social que aún continua en nuestros días, recordaremos solo a “Los Mártires de Chicago” que aquel 1º de mayo de 1886 ofrendaron su vida en aras de sus ideales libertarios en aquella ciudad norteamericana, de este hecho se fue universalizando la conciencia de los trabajadores y no en vano los recordamos todos los años en esa fecha instituida como DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES.

En la Argentina de la mano de inmigrantes europeos que escapaban de la persecución en sus países, trajeron sus experiencias de lucha y con diversas ideologías, anarquistas, socialistas, comunistas, comenzaron o mejor dicho continuaron su tarea sindical en nuestra patria, con mucho esfuerzo, sacrificio y también martirio.

Esta breve reseña de la manera en que fue naciendo la organización del movimiento obrero y que decidí llamarlo como inicio del SINDICALISMO SOLIDARIO, es simplemente para que sirva de referencia para analizar aunque sea a grandes rasgos como se encuentra hoy el gremialismo en nuestro país.

Por supuesto que este impulso de libertad por parte de los trabajadores debe enfrentar también las presiones de parte de las patronales que siempre intentarán frenar o moderar los avances que puedan lograr aquellos, situación que se complica mucho para los obreros cuando gobiernos que no son de signo nacional y popular hacen alianza con los empresarios. La familia trabajadora tuvo algunos picos de alta dignidad no solo en los salarios, sino en las conquistas sociales cuando el Estado estuvo al lado del pueblo, llevando al rango constitucional los Derechos del Trabajador (Constitución Justicialista de 1949). Mucha agua pasó bajo el puente desde entonces, muchos gremialistas se aliaron con las patronales y también con los gobiernos que se sucedieron a lo largo de los años para frenar los reclamos de sus representados, apareció lo que se denominó la “Burocracia Sindical”.

En los últimos tiempos aparece un fenómeno nuevo en el sindicalismo y para analizarlo creo conveniente definir el término aristocracia según el diccionario: “Gobierno constituido por las personas más notables del Estado” // “Clase noble de una nación, provincia, etc.”

Hoy vemos que las cúpulas de la organizaciones gremiales tienen como atornillados al sitial de honor a los mismos personajes durante muchos años, se eligen entre ellos y no permiten que surjan nuevos líderes desde las bases y no en pocas oportunidades se complotan con la patronal para que los sancionen e incluso despidan para que dejen de “molestar” (cualquier comparación con algunos partidos políticos es mera coincidencia).

En Córdoba tenemos casos concretos de este tipo de liderazgo y que son absorbidos por el poder político, que en el ejemplo es la patronal, y así la combatividad queda sólo en el megáfono de ruidosas marchas. El Secretario General del Sindicato de Empleados Públicos (SEP), José “Pepe” Pihen actualmente es legislador provincial por Hacemos por Córdoba y ya había sido diputado en la anterior bicameral. El ex Secretario General de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), Walter Grahovac, Ministro de Educación de la Provincia. Se podría tener más ejemplos de dirigentes sindicales que integraron el gabinete provincial, pero como muestra basta un botón, o dos como nuestro caso. En el caso de Pihen es bueno recordar que también es el Secretario General de la CGT Regional Córdoba, vaya si no es un “hidalgo” el hombre que merece representar a los trabajadores cordobeses y digno exponente de la “ARISTOCRACIA SINDICAL”.

Creo que así como se está llevando a cabo una reforma política en nuestro país y se está intentando también reformar la Justicia, creo que los trabajadores tenemos que tomar conciencia que se necesita urgentemente una reforma que democratice el gremialismo que realmente nos representen sin connivencias con los poderosos.

En la actualidad todavía tenemos muchas reivindicaciones pendientes por las que debemos bregar a pesar de esta “aristocracia sindical”: trabajo precario fuera del circuito formal, situación de los empleados de los call-center, trabajadores monotributistas empleados en el Estado, reforma integral del sistema tributario, entre otras.

En el artículo 14 bis de la Constitución Nacional hay algunos derechos que por ahora no conozco dirigente gremial que haya salido a reclamarlos: “participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”, ya que siempre las empresas nos han participado de las pérdidas y de su mala administración cuando quiebran, sería bueno que comenzáramos a pedir lo que nos corresponde.

Por supuesto que este logro no va a ser gratuito, sino que necesita de la participación activa de todos y todas los que nos consideramos clase trabajadora en la actividad sindical y no usemos únicamente al gremio por los beneficios que nos ofrece.

Para reflexionar.

 


Nicolás Salcito

 

Ver la publicación completa en:

www.haciendocamino.com.ar/hc-177.pdf