jueves, 13 de febrero de 2020

EDITORIAL DE HACIENDO CAMINO FEBRERO


CARNAVAL, PAPEL PICADO Y LIBERACIÓN

Cuando estamos en el mes de febrero, muchas veces los que sumamos algunas decenas de años, recordamos con cierta nostalgia, pero especialmente con mucha alegría los festejos del carnaval en nuestra niñez, adolescencia y juventud. Allí nos vienen a la memoria los divertidos juegos con agua donde varones y mujeres se conformaban en bandos rivales en una “guerra” muy húmeda y entretenida entre los vecinos de la cuadra. Así se fortificaban los lazos de amistad de las familias que vivían en el lugar.
Luego, llegada la noche, el grupo familiar, generalmente disfraces de por medio, concurrían al corso del barrio, los que se hacían en la avenida o calle principal en lo que era el centro comercial. Entonces se engalanaban las cuadras con luces y guirnaldas de colores que hacían de techo a los que transitábamos en fila de ida y vuelta luciendo trajes coloridos que ocultaban nuestra propia identidad. Arrojando papel picado, serpentinas, agua florida y algún plumerillo en las manos para hacer cosquillas a quienes pasaban a nuestro lado. Por supuesto también había un palco donde subían las distintas comparsas que venían de otros barrios con sus alegres y rutilantes vestimentas mezclando sus vivos colores con espejitos que irradiaban la luminosidad del ambiente. Sus cánticos que en su mayoría ironizaban, además de visibilizarla, las diversas circunstancias que ocurrían en la época, sean políticas, sociales o de personajes “importantes” satirizando actitudes o acciones que los mismos provocaban.
De aquellos tiempos guardo como grato recuerdo una fotografía donde en mis primeros años de la infancia luzco el disfraz de “cosaco ruso”, blandiendo la cimitarra que con madera me había construido mi padre (ver foto).
Además de los corsos barriales se realizaban en los clubes y sociedades de fomento los concurridos “Bailes de Carnaval” donde las familias disfrutaban y compartían la música y algo de comer y beber con un espíritu de amistad y compañerismo.  
Las instituciones más grandes promocionaban los famosos “8 Grandes Bailes 8”, recuerdo allá en Buenos Aires los del Centro Lucense, el Club Comunicaciones y el club Racing anexo de Villa del Parque, del cual era socio, todos con músicos en vivo y los más importantes tenían hasta tres pistas de baile en las cuales las orquestas típicas, folclóricas y características (pasodoble, foxtrot, valses, a veces jazz y luego se fue incorporando el rock) hacían oír sus acordes para que disfrute de la danza la concurrencia según sus preferencias.    

¿De dónde viene esta tradición de la humanidad que parecería muy libertina, pero que está profundamente incorporada a la cultura popular?