lunes, 1 de julio de 2013

LA SEMANA POLÍTICA



Mal que le pese a la oposición, Cristina ocupa el centro de la escena

 La oposición y los medios hegemónicos vienen sosteniendo que el ciclo del kirchnerismo se agotó. En particular hablan de la decadencia total de la presidente. Empero los hechos prueban que Cristina sigue ocupando el centro del ring.
EMILIO MARÍN
Puede ser que la imagen positiva de Cristina Fernández haya bajado algunos puntos desde la cumbre del 54 por ciento de los votos en 2011. Varias mediciones y cierto malhumor de la clase media indicarían que ese descenso. De allí a tirarla al fondo del abismo, como si no tuviera ningún apoyo electoral, media una gran distancia. Esos hiper críticos se refieren a ella como si se hubiera ido al descenso. Y Cristina no es Independiente, un grande caído en desgracia.

Una prueba indicativa de que mantiene un buen nivel de apoyo y caudal electoral, lo dieron los últimos actos de los que participó. En la Universidad de Córdoba, Rosario, Paraná y el estadio cubierto de Argentinos Juniors, ayer, quedó demostrado que tiene convocatoria y avales. Es un dato a tener en cuenta, sobre todo en contraste con la no realización de actos públicos o lo raquíticos que son los que organizan los opositores.
Además, y sobre todo, la presidenta puede mostrar un balance positivo -no sin varias cosas en la columna del Debe-, algo que sus adversarios ni siquiera esbozan. Con decir que el candidato opositor, aunque diga que bascula entre una y otra trinchera, Sergio Massa, es intendente de una localidad de cierta monta en el conurbano.
Mauricio Macri, que esta vez no es candidato, también es un alcalde, y su partido, el PRO, una agrupación municipal en la importante Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
A algo de eso se refirió la presidenta, cuando aplicó tres golpes de nock out. Uno, habló de las cosas positivas de su administración, de la economía en recuperación y de las dos actualizaciones anuales a los jubilados. Otro, subrayó la continuidad del Frente para la Victoria en diez años, en tanto los otros cambiaron como el camaleón, de color, rumbo y sigla. El tercer punch lo aplicó al plantear que los legisladores deben ser parte de un proyecto político nacional, para que se pueda gobernar, y no un mero “rejunte” de individuos. En ese punto alguien de la oposición debió arrojar la toalla, aunque la campaña recién empieza.
Hechos, no habladurías
En la semana se siguió peleando duro por el tema de la democratización de la justicia.
La derecha y sus ideólogos mediáticos pusieron en circulación un rumor, dándolo por hecho. Dijeron por todos los medios que, en su reunión del martes, el titular de la Corte Suprema de Justicia había informado a sus pares que pensaba denunciar a Ricardo Echegaray, de la AFIP, por una supuesta persecución en su contra y dos de sus hijos en Rafaela.
Si Ricardo Lorenzetti dijo o no tal cosa, es materia opinable y no verificable, puesto que hasta hoy no concretó tal demanda contra la AFIP. Aunque la denuncia no se formalizó, el columnista de “Gaceta Ganadera”, Joaquín Morales Solá, escribió: “la embestida de la AFIP contra el presidente de otro poder del Estado es un hecho que no había sucedido en los casi 30 años de vida democrática”. ¿Un hecho? Si el supuesto damnificado no concretó su denuncia, ¿por qué el amigo del general Bussi habla de “hecho”?
Cuando ese escriba había calificado lo sucedido de real, la dependencia a cargo de Echegaray había desmentido la especie. No había ninguna investigación contra el supremo. Pero Morales Solá, avanzando en su sesgada línea de pensamiento, ya estaba acusando no sólo al capo de la AFIP sino a la presidenta. “Sin embargo, es absolutamente improbable que el jefe de la AFIP haya decidido investigar al presidente de la Corte sin consultar con Cristina Kirchner”, inventó.
En cambio, el gobierno siguió apostando a la democratización judicial en base a hechos, por ejemplo, el fallo de la Cámara Civil y Comercial favorable a la Sociedad Rural, y en contra del Estado, por el predio rural de Palermo.
Legisladores del FpV, como Carlos Kunkel y otros, presentaron un proyecto de ley para que se respete el artículo 114 de la Constitución, que pone el manejo del presupuesto del Poder Judicial no en cabeza de la Corte sino del Consejo de la Magistratura. ¿O no dice eso el mencionado artículo? ¿La derecha va a tomar las partes del texto que convienen a sus intereses e ignorar todo lo demás?
Kunkel también denunció a varios camaristas de Casación Penal por haber incurrido en severas irregularidades en la designación de Luis María Cabral como eterno subrogante.
Se podrá estar de acuerdo o no con esas propuestas del gobierno y sus legisladores, pero se deberá admitir que son denuncias fundadas y sobre casos concretos. Son hechos. Las otras son habladurías...
Cambios en Defensa
Agustín Rossi juró hace pocas semanas en Defensa, cuando dejó la bancada kirchnerista en Diputados. Eso pareció una carambola a dos bandas de CFK: ponía un hombre más dinámico y acertado en relación con las Fuerzas Armadas, y a la vez despejaba la grilla santafecina para que Jorge Obeid volviera al ruedo en octubre como cabeza de lista.
Hasta ahora Rossi no había producido novedades políticas en el ministerio. Y de golpe llegaron en cuanto a las jefaturas de cada una de las Fuerzas y el Estado Mayor, así como en direcciones y otros cargos en la pirámide castrense.
En el Estado Mayor Conjunto salió el brigadier Jorge Chevalier y en su lugar se nombró al general Luis M. Carena. En el Ejército, partió el teniente general Luis A. Pozzi y llegó el general César Milani. En la Armada se designó al contraalmirante Gastón Erice en lugar del almirante Daniel Martín, mientras que la Fuerza Aérea tiene un nuevo jefe, el brigadier Mario M. Callejo, en reemplazo del brigadier Normando Costantino.
Mirado objetivamente el recambio de jefaturas, es el de mayor alcance operado en las Fuerzas Armadas. Generalmente antes había un pase a retiro de un alto jefe de un arma, como cuando rodó la cabeza del jefe de la Armada luego de la detención de la fragata Libertad, o en 2008, cuando Pozzi suplantó al general Roberto Bendini, procesado en el sur en una causa por corrupción.
En lo cuantitativo pareció un descabezamiento masivo, inédito. Entre este drástico pase a retiro de tantos oficiales y que el cuadro de jefes siguiera por años congelado, aquella opción parece mejor.
De todos modos, lo que importa más es la calidad democrática de los jefes y oficiales, y no tanto el número de las modificaciones en el escalafón. Y allí aparecen dudas, no sólo sobre el general Milani, con acusaciones por su participación en el “Operativo Independencia” de Tucumán y de relación con los “carapintadas”. Según el ministro Rossi tales críticas ya fueron analizadas en el Congreso y descartadas en ascensos anteriores de este oficial de inteligencia.
El día que los militares no hagan más ejercicios como el “Operativo Unitas” con la armada estadounidense, y en cambio, organicen ejercicios en paridad con los marinos de Venezuela y otros países del ALBA, entonces sí se podrá decir que “habemus FFAA democráticas”.
¿Ella o yo?
Quedó dicho al inicio que comenzó la lucha política electoral con las PASO como meta inmediata.
A medida que pasan los días, cada cabeza de lista irá dando algunas pautas sobre lo que propone, para pedir el voto de la ciudadanía y diferenciarse del resto.
Cuando la presidenta habló de “rejunte”, aunque no lo nombró, estaba pensando en Sergio Massa, quien mechó candidatos provenientes de distintos sectores, a veces contrapuestos, no solamente diferentes. Además de la gran heterogeneidad, la lista massista empezó a mostrar el sentido conservador de su propuesta, al saberse que el economista Ricardo Delgado, ex colaborador de Roberto Lavagna, era la cabeza visible de la parte económica de su programa. Delgado compartiría staff con el ex ministro Miguel Peirano y el inefable Martín Redrado.
Quien está más de punta en contra el intendente de Tigre es Francisco de Narváez, quien lo descalifica como “el caballo de Troya” de Cristina. La propaganda del hombre de negocios colombiano ratifica que su costosa campaña de “Ella o Vos”, debe traducirse como “Ella o Yo”.
De Narváez tendrá unos cuantos votos en la provincia, no tantos como él imagina y bastante menos que los colectados en 2009. Con algunos aliados de los que se ha rodeado, como Hugo Moyano, es casi seguro es que no convencerá ni armará una gran fuerza política en ascenso.
Cómo será de mala palabra el dirigente de Camioneros en este momento, que se le atribuyeron, sin demasiadas pruebas, ser el responsable de la violencia producida en la asamblea de Independiente, donde el presidente Javier Cantero fue agredido a los sillazos.
Y que De Narváez no le eche la culpa de sus dificultades de construcción a la presidenta. Fue el propio Colorado el que vio frustrarse la alianza con Macri, el que no llegó a un acuerdo con Massa y el que antes había roto su pacto de 2011 con Ricardo Alfonsín.
En comparación con esos políticos de oposición, el elenco de la presidenta parece bastante más sólido y encima, que no es poco, la economía está dando algunos signos de recuperación. Algunos líderes opositores habían blanqueado que sus chances aumentarían si la economía desfallecía antes de octubre. Entonces el reanimamiento los deprime un poco más.
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Sergio Ortiz
facebook.com/sergio.ortiz.906
twitter: @Sergioortizpl

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