domingo, 15 de mayo de 2022

EDITORIAL DE HACIENDO CAMINO ABRIL 2022

¿Para qué la cuaresma y la pascua?

Para los que profesamos la fe cristiana el tiempo de cuaresma que culmina con la semana santa y la pascua es un recordatorio de lo que resumidamente denominamos vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Esta conmemoración histórica es reconocida y muchas veces celebrada por varones y mujeres de buena voluntad, que si bien no son creyentes, reconocen y  hacen propios los valores del mensaje que nos trajo el Nazareno hace ya más de 2000 años. Como ocurre en muchas fechas, no solo religiosas sino patrióticas o comunitarias, donde se venera la persona de un santo o santa, prócer, benefactores de la comunidad, etc., en líneas generales las recordamos simplemente por costumbre resaltando los valores del abnegado o la abnegada celebridad, olvidando por completo imitar el ejemplo que los llevó a ser reconocidos o reconocidas por el pueblo en el resto del año.

Cuando recorremos en este reflexivo tiempo de cuaresma el tránsito de Jesús durante toda su vida, vemos que está signado por, como diría Pablo d’Ors: “Amor, dolor, vacío y luz son sin duda las principales cuestiones que plantea toda existencia humana.” Reconocemos entonces que nosotros también transitamos permanentemente nuestra propia cuaresma, que vivimos momentos dolorosos, otros en que nos sentimos en total soledad y un vacío intenso en nuestro espíritu, también apreciamos los acontecimientos que nos llenan de luz y de ahí nos conducen al amor.

Si hacemos un rápido paseo por los evangelios podemos vislumbrar estos claros momentos por lo que atraviesa Jesús el Galileo. Vemos su triunfal entrada a Jerusalen donde una multitud lo ovasiona al grito de “¡Viva el hijo de David! ¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor!...etc.” Luego entró al Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en los patios, derribó las mesas de los que cambiaban monedas, lo mismo que los puestos de los comerciantes de palomas y les declaró: “Dios dice en la Escritura: Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones.” Jesús será muerto cinco días después de su entrada triunfal en Jerusalen, padeciendo las vicisitudes que se recuerdan en el “Vía crucis”.

¿Qué pasa en nuestros corazones luego de celebrar y actualizar la Pascua?

Si el lunes siguiente al domingo de Pascua nuestra vida comienza a cambiar y comenzamos a tomar conciencia de la cantidad de pequeñas glorificaciones personales que nos atan para la convivencia amistosa y de disfrute feliz con nuestros semejantes, que dejamos de tratar al otro como “lo otro” reconociéndolo formando parte de nuestra propia hermandad sin humillarlo ni segregarlo por cualquier causa, entonces podemos considerar que nuestro pasaje por la cuaresma y en especial por la Pascua, no ha sido en vano.

Después de haber vivido cuarenta días de desierto cuaresmal, con Jesús y muchas veces experimentando la sed, el cansancio, la tentación de querer volver hacia atrás,

hoy, estamos empezando a llegar a buen puerto, con Cristo hemos atravesado el gran pórtico de la Semana Santa, celebrando el Domingo de Ramos. Fiesta muy popular, que celebra la entrada de Jesús en Jerusalén, donde es aclamado por las multitudes, como Rey, como aquel que trae la paz, no solo la que deseaba el mundo Hebreo en los tiempos de Jesús, sino la que deseamos los hombres de todos los tiempos.

Esta es la gran Esperanza, que el que estaba muerto, está vivo, y desde este momento Aquel que Reinaba desde la Cruz, HOY, reina en medio de nosotros, VIVO, con sus llagas iluminadas, transfiguradas, para que nosotros también aprendamos que ese es el camino de nuestro REINADO, que estamos también llamados a reinar, incluso desde nuestro dolor, sufrimiento, debilidad, si lo seguimos a Él con todas sus consecuencias, aprenderemos también lo que es reinar, no al estilo que nos ofrece el mundo: corrupción, mentira, engaño, muertes, guerras, difamación, estrategias económicas, que solo llevan a la esclavitud, deshumanización, hacer de los demás esclavos nuestros, productos desechables, humillaciones, egoísmos, pecados.

Por eso la Celebración de la Vigila Pascual, es experimentar el rescate, de esos reinados efímeros, pasajeros y celebrar nuestra propia PASCUA, que nos vuelve a CORONAR, con aquella corona que no se marchita, que nada ni nadie, nos puede quitar, porque es la CORONA de los HIJOS en el HIJO el Gran Rey, a quien el PADRE, ha coronado Resucitándolo de la Muerte y en Él a todos nosotros.

Por eso atendamos al consejo que nos daba San Pablo: “…no echéis, la gracia en saco roto,…este es el día de la Salvación…”. La respuesta está en cada uno de nosotros, en esta nueva Pascua, tenemos otra oportunidad que nos da para tomarla en serio y no perder nuevamente esta opción y decidirnos, si seguimos a un muerto o a Aquel que es el único que nos da la verdadera Vida.

Amigas, amigos, aprovechemos este tiempo para reflexionar si la cuaresma y la Pascua nos ha servido para ser un poco mejores seres humanos

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

Nicolás Salcito

 

 

 

 

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www.haciendocamino.com.ar/hc-180.pdf

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