lunes, 16 de mayo de 2016

Las mujeres podrían bautizar y casar

Otra apertura de Francisco: las mujeres podrían bautizar y casar

Creará una comisión para analizar la instauración del diaconato femenino; se basará en los tiempos iniciales de la Iglesia
LA NACION
VIERNES 13 DE MAYO DE 2016
ROMA.- En lo que podría significar una histórica apertura al clero femenino, el papa Francisco anunció ayer en el Vaticano que creará una comisión para estudiar cómo funcionaba el diaconato femenino en la Iglesia primitiva, al considerar que las diáconos podrían ser "una posibilidad para hoy".
El diaconato es el primer grado de ordenación en la Iglesia Católica, seguido por el sacerdocio y el episcopado; todos ellos, escalones que sólo pueden ser cubiertos por hombres. Los diáconos no pueden celebrar misa, pero sí están habilitados a administrar algunos sacramentos, como el bautismo y el matrimonio. Al parecer, en las primeras comunidades cristianas el diaconato también estaba abierto a las mujeres.

El Papa hizo el anuncio de la creación de la comisión que analizará este tema durante un encuentro con 900 madres superioras de diversas congregaciones de todo el mundo.
Las religiosas le preguntaron por qué la Iglesia excluye a las mujeres del diaconato si ellas lo pudieron ejercer en los primeros tiempos y por qué no pone en marcha una comisión para estudiar el tema. Francisco estuvo de acuerdo.

Francisco contestó que había hablado de la cuestión un tiempo atrás con "un buen, sabio, profesor", experto en la materia, que le había dicho que aún no estaba claro cuál era el rol de las mujeres diáconos y, sobre todo, "si tenían ordenación o no".
"Quedó un poco oscuro cuál fue el rol de las diáconos en ese momento", dijo. "¿Poner en marcha una comisión para estudiar la cuestión?", preguntó luego, en voz alta. "Creo que sí. Le haría bien a la Iglesia aclarar este punto. Estoy de acuerdo, voy a hablar para hacer esto. Acepto la propuesta", sentenció.

La apertura podría ser un giro histórico para la Iglesia Católica, que no acepta el sacerdocio femenino y que le pondría fin, de esta forma, a un clero formado por hombres.
En su carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis de 1994, Juan Pablo II les cerró las puertas de la Iglesia católica a las mujeres sacerdotes, al recordar que Jesús eligió a 12 apóstoles hombres como servidores.
Muchos historiadores de la Iglesia, sin embargo, sostienen que hay numerosas pruebas de que algunas mujeres sirvieron como diáconos en los primeros siglos de la Iglesia. El apóstol Pablo menciona a una mujer, Febe, en su carta a los romanos.
En tiempos modernos y siguiendo las reformas del Concilio Vaticano II, la Iglesia reinstituyó el rol del diaconato permanente, algo abierto por lo general a hombres casados mayores de 35 años. Los diáconos son ordenados, pero no pueden celebrar misa, aunque sí pueden encabezar servicios de oración, celebrar sacramentos como bautismos y matrimonios e incluso pueden manejar parroquias como administradores pastorales, en ausencia de un sacerdote.
Francisco contó que el profesor que le habló sobre el tema del diaconato femenino, le dijo que las mujeres diáconos ayudaban especialmente a bautizar a las mujeres cuando la práctica del bautismo, en los primeros siglos, implicaba sumergirse en el agua con el cuerpo desnudo.
Proceso de decisiones
El Papa, que en muchas oportunidades dijo que hay que profundizar la teología de la mujer y que María siempre fue más importante que los apóstoles, dijo durante el encuentro de ayer que "la Iglesia necesita ulteriormente que las mujeres entren en el proceso de decisiones y que puedan encabezar una oficina en el Vaticano".
"La Iglesia debe involucrar a consagradas y laicas en la consulta, pero también en el proceso de decisión", señaló Francisco. "Este creciente rol de las mujeres en la Iglesia no es feminismo, sino un derecho de todos los bautizados: varones y mujeres", concluyó.
La apertura del Papa a la existencia de mujeres diáconos acercaría la Iglesia Católica a la anglicana, donde hay mujeres sacerdotes e incluso, mujeres obispos.
"La Iglesia no le dijo no al diaconato femenino", había dicho en 1994 el ya fallecido cardenal Carlo María Martini, intelectual católico progresista y arzobispo de Milán, al comentar la prohibición de Juan Pablo II a las mujeres sacerdotes.
El argumento principal de la negativa al sacerdocio femenino es la ausencia de mujeres en el cenáculo en el momento de la institución de la Eucaristía. Pero una reciente decisión de Francisco pareció echar por tierra eso, al admitir a las mujeres al lavado de pies durante el Jueves Santo.

"Las mujeres han dicho basta y el Papa dijo «tienen razón»", opinó la historiadora Lucetta Scaraffia, directora del suplemento femenino del diario L'Osservatore Romano. "Si ninguna de las dos partes se movía, no cambiaba nada", agregó Scaraffia.

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