miércoles, 28 de marzo de 2018

EDITORIAL DE MARZO 2018


. ¿QUÉ ES LA PLUSVALÍA?


Por medio de una reiterada difusión, el sistema neo-liberal nos quiere imponer el criterio que lo que más influye en la inflación produciendo altos costos en los productos es el salario del trabajador, incluyendo también las jubilaciones y pensiones. Escuchamos decir a los expertos en economía (de mercado) que “el costo argentino” es muy alto, siempre refiriéndose a los salarios, nunca les escucharemos hablar sobre la rentabilidad de las empresas que las mismas fijan arbitrariamente y según el ansia de acumulación de dinero que tengan.
Podemos decir sin equivocarnos que la figura de “Sociedad Anónima” es inmoral, ¿en qué nos basamos para esta afirmación?, muy sencillo, porque detrás del anonimato del capital de una empresa no tenemos a la vista ningún nombre de persona concreta a quien decirle: “señor nos parece que sus ganancias son abusivas, mientras que sus trabajadores no comparten para nada las utilidades que con su esfuerzo le permiten a usted acumular cada vez más capital”. Si extendemos esta calificación a las grandes multinacionales también nos encontraremos con la misma problemática pero agigantada por la magnitud del capital y el poder acumulado.
Hasta aquí hablamos de empresas productivas, ¿cómo tendríamos que calificar a aquellas que su fin exclusivo es la especulación financiera? Vemos que éstas dominan a los gobiernos no solo en forma directa sino por medio de organismos internacionales que son representativos de las mismas, como es el caso del Fondo Monetario Internacional (FMI). Este sistema no es efectivo sin que haya corrupción, o mejor dicho funcionarios corruptos. Y cuando los gobiernos acceden entrar en este juego saben perfectamente que para su aplicación deben utilizar la represión cuando el pueblo comience a defenderse y resistir el modelo de explotación y de un país para pocos.

La Constitución Nacional de 1949 (ver pág. 20 de esta edición), garantizaba en uno de sus capítulos los Derechos del Trabajador y en su artículo 40 protegía de la rapiña de los poderosos nuestros recursos naturales. Cuando en 1957 por medio de un bando militar la dictadura la anula y convoca a una convención para su reforma, se retorna a la C.N. de 1853, agregándole un artículo, el 14 bis, donde resume de manera comprimida los derechos laborales. Pero este mismo artículo no es respetado en sus términos, siendo extraño que los gremialistas nunca exigieron su cumplimiento, veremos el por qué.
Dentro de esa apretada síntesis que enumera los derechos del trabajador, hay uno que es fundamental para una más justa distribución de la renta de las compañías: participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección. Como podemos observar, de aplicarse esta disposición constitucional, los trabajadores conocerían también el manejo empresarial y cual es el grado de rentabilidad.
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) se refiere a la plusvalía como el aumento del valor de un objeto o cosa por motivos extrínsecos a ellos. El concepto, también conocido con el nombre de plusvalor, fue desarrollado por el alemán Karl Marx (18181883).
De acuerdo con lo expuesto por Marx, la plusvalía consiste en el valor que el obrero que percibe un salario por su labor genera por encima del dinero que representa su esfuerzo laboral. Dicho valor, que podría definirse como trabajo no pagado al obrero, queda en poder del capitalista, quien ve en la plusvalía la base de la acumulación monetaria.
Para entenderlo mejor iremos a un caso concreto:
En los países europeos, EEUU de Norteamérica, Canadá, Japón las grandes
cadenas de supermercados tienen un porcentaje de ganancias, entre lo que pagan
al fabricante o al productor y lo que le cobran al consumidor entre un 7 y un 9 %
y los accionistas de esas grandes cadenas de supermercados están locos de
contentos porque es un índice bien alto, un promedio del 8 %.
EN LA REPÚBLICA ARGENTINA los estudios realizados artículo por artículo,
supermercado por supermercado demuestran que
EL PROMEDIO DE
RENTABILIDAD OSCILA ENTRE UN 40% Y 250%… ¡UN DISPARATE!….
Estos datos fueron obtenidos por relevamientos efectuados por la Organización Consumidores Libres y también por el Centro de Almaceneros de Córdoba.
De este simple ejemplo podemos inferir que la economía de mercado que pregona el neo-liberalismo conlleva un total abuso por parte de quienes tienen el poder de regular los precios de los productos. El Estado, en un gobierno democrático y popular, es el que debe intervenir con políticas concretas para proteger al más débil de la cadena, es decir al consumidor, que somos la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, de otra manera nos encontramos con un escenario donde los que más tienen cada vez tendrán más y aquellos que menos tienen se encontraran cada día un poco más pobres.
La mejor manera de defensa que tenemos como pueblo es tomar conciencia de esta injusticia distributiva, informándonos (no por los medios del sistema), aprendiendo y estudiando también como funciona la economía. Para ello es cierto necesitamos dedicarle parte de nuestro tiempo, aunque no sea mucho, y de hacerlo nos iremos convirtiendo cada vez más en mejores ciudadanos y ciudadanas, sabremos defender nuestros derechos y además con mayor conocimiento nos animaremos a participar en todos los aspectos que hacen que una comunidad pueda vivir mejor, es decir desde la política, los gremios, las organizaciones, etc.
Está en cada uno de nosotros que algún día se dispare un “tiro para el lado del pueblo”.
Hasta la próxima.
Nicolás Salcito

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