lunes, 17 de diciembre de 2018

EDITORIAL HACIENDO CAMINO DICIEMBRE


DICIEMBRE, ENTRE BALANCES Y ESPÍRITU NAVIDEÑO

El balance que podemos hacer la mayoría de los habitantes de esta querida Patria, diríamos que no es muy halagüeño, durante los últimos tres años hemos sufrido las consecuencias nefastas a las que nos llevó el sistema neo-liberal que, lamentablemente, fue elegido por el 51% de los votantes. Esto le dio el carácter de “democrático” que aún hoy manifiestan quienes nos gobiernan. Es la primera vez que sucede que un gobierno de esta ideología accede al poder por medio de las urnas, históricamente siempre han participado de cuanto golpe de estado hubo en el país, si recordamos precisamente cual fue la situación que vivimos en aquellos gobiernos cívico-militares y la comparamos con la que estamos transitando en la actualidad, veremos sin lugar a dudas que es casi idéntica. A pesar de los discursos y de la publicidad oficial que asegura que estamos en democracia, podemos constatar día a día que estamos perdiendo algún derecho obtenido en épocas de verdaderos gobiernos que con aciertos y errores se esforzaban por garantizar la libertad y el bienestar de la población, elementos vitales que caracterizan una democracia real.
Hoy nos encontramos con el doble de inflación, escalada brutal del dólar, endeudamiento desmedido del país con el FMI, fuga record de divisas, ascenso asombroso del riesgo país, despidos diarios que generaron un aumento del desempleo, mayor número de pobres e indigentes, caída vertiginosa del salario real lo que conlleva un menor consumo y detrimento en la economía, tarifazos en los servicios de gas, luz, agua, transporte y combustibles, incrementando de esta manera los costos de los productos, vergonzoso recorte en los haberes jubilatorios y pensiones como así también menos provisión de medicamentos, menos impuestos a los ricos y menos derechos a los trabajadores.
Esta lista que podíamos aumentar, afecta digamos lo que es la parte económica de la gente, pero hay cosas que por su gravedad nos dan la pauta que estamos ante una democracia totalitaria, prueba de eso son los opositores políticos presos sin condena, intimidación a jueces independientes que contradicen en sus fallos los deseos del ejecutivo, limpieza ideológica en los medios de comunicación y por último un nuevo protocolo del Ministerio de Seguridad para el uso de las armas de fuego por parte de las fuerzas nacionales de seguridad.
Hasta aquí el balance desde una óptica política y económica, ahora entremos en el espíritu navideño, para ello transcribiré la editorial que publicáramos en la edición de diciembre de 2011, ya que me parece haberla hecho hace unas horas.  

¿Cuál es la “magia” de la Navidad? 

Llega el mes de diciembre y con él las tradicionales fiestas de fin de año, una de las cuales, aunque convencionalmente puesta, es de estricto sentido religioso. Es así que los distintos cultos cristianos tienen en su calendario litúrgico un período para preparar la Navidad, en la que se conmemora el nacimiento de quien diera origen a ese movimiento, Jesús de Nazareth.
En varias oportunidades he manifestado que esta celebración no debe ser sólo de recordación sino de actualización del hecho histórico y encuadrarlo en el momento que vivimos hoy. También he expresado en distintas ocasiones que “las fuerzas de este mundo”, pretenden permanentemente no sólo opacar la celebración sino que van más allá en el intento de ningunear al protagonista real, al que le festejamos su cumpleaños recordando todas las vicisitudes que tuvo que pasar la “Sagrada Familia” para poder dar a luz, hasta que recalaron en un modesto pesebre.
Igualmente debemos revivir la actitud del rey Herodes, que al enterarse de este nacimiento y temiendo que el recién llegado pudiera desplazarlo de su trono (poder) envió a sus soldados a matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores. Según el texto evangélico José avisado en sueños del peligro que corría el Niño, huyó con su familia a Egipto hasta la muerte de Herodes. Éste evidentemente representa a los poderosos, a aquellos que basan en la acumulación de riquezas su dominio sobre las clases humildes. Hoy esos sectores que siguen en la misma tesitura de tener supremacía económica sobre aquellos que conformamos las clases menos pudientes, insisten empecinados en terminar con éxito la campaña inconclusa iniciada por Herodes. En la actualidad se han dado cuenta que por medio de la violencia física no pueden hacerlo, ya que no sólo no queda bien sino que el resto de la sociedad los aborrecería. Es por ello que apelan a otra forma de eliminación, el ninguneo y el reemplazo del símbolo central por otro que garantice que la gente olvide quien es el “cumpleañero” y ellos se beneficien en el avance de su dominación.
Es así que anticipándose al tiempo de preparación de los cultos cristianos que mencionamos al principio, se adelantan a ellos y aprovechando la enorme difusión que tienen los medios televisivos, nos ofrecen con toda candidez una publicidad cuya música de fondo simula un villancico navideño y nos induce: “Si buscas una señal para cambiar al mundo”, celebrando los 125 años de existencia de la gaseosa más famosa y, mostrándonos una botella de la misma nos invita: “destapa la magia de Navidad”. Por supuesto el personaje central es el símbolo de dicha Empresa, “Papá Noel”, que con alegría y su enorme bagaje de regalos nos seduce para disfrutar de “la magia” de la Navidad, finalizando la propaganda con la indicación que podemos escuchar la canción completa en un determinado sitio de internet. En ningún momento el texto y las imágenes hacen referencia al sentimiento religioso de la festividad. En esto no hay ni una pizca de inocencia, está todo muy bien calculado por el equipo asesor de imagen de la Compañía. ¿Cuál es nuestra actitud como cristianos ante este descarado mensaje herodiano?
Recuerdo cuando siendo coordinador de la Pastoral Social de Villa Carlos Paz-Tanti, representando a nuestra parroquia en tiempos del P. Marcos Favre, preparé el borrador de un documento para Navidad en parte del cual tocaba precisamente este tema, definiendo al hecho como la “papanoelización” de la Navidad. El texto fue aprobado unánimemente en el seno de la Pastoral y cada uno lo llevamos a nuestras respectivas parroquias para su difusión. El joven representante de una de las parroquias de Villa Carlos Paz, lo leyó en la reunión del Consejo Parroquial, recibiendo como respuesta un rechazo al mismo y de una manera bastante agresiva. Claro, la mayoría de los integrantes del órgano parroquial eran comerciantes, creo que en su actitud veían que el “adiposo fantoche rojiblanco” les era más rentable económicamente que la imagen humilde del Niño de Belén. Aquí observamos que se hizo realidad el texto del evangelista Mateo cuando expresa: “Nadie puede obedecer a dos patrones, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará al primero y despreciará al segundo. Es imposible servir a Dios y a las riquezas.” (Mt.6,24).
Amigas, amigos, creyentes o no, nadie puede dejar de reconocer el mensaje de amor que vino a traer aquel Niño, nacido pobremente y a cuya improvisada cuna los primeros que se acercaron fueron los pastores de los alrededores, gente pobre, trabajadores, considerados en la escala social más baja de la sociedad de aquel entonces, “portadores de rostro” les diríamos hoy. A ellos se les manifestó antes que a nadie Aquél que siendo en el origen palabra, se hizo carne tomando nuestra misma humanidad y habitó y sigue habitando entre nosotros. (Jn1,14).
Recibámoslo con alegría y esperanza porque nos dice que la Paz entre los hombres es posible, pero no vendrá por arte de magia, hay que conquistarla y a nosotros nos corresponde la tarea para hacerla realidad.
Un abrazo fraterno y el deseo de una FELIZ NAVIDAD para todos y todas.
POR UNA NAVIDAD SIN PRESOS POLÍTICOS.
Nicolás Salcito

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