miércoles, 16 de enero de 2019

EDITORIAL DE HACIENDO CAMINO DE ENERO

¿La verdad de la mentira?

El título de esta nota me la sugirió un texto del libro “Los siete locos” de Roberto Arlt, editado por primera vez en octubre de 1929. Transcribo el fragmento de un diálogo entre dos de los personajes, “El Buscador de Oro” (cuando se refiere a el “Astrólogo” hace mención a otro de los personajes de la obra) y “Erdosain”:
“-En el fondo es verdad. El oro existe… hay que encontrarlo, nada más. Usted debía alegrarse de que todo se esté organizando para ir a buscarlo. ¿O cree que esos animales se moverán si no fueran empujados por las mentiras extraordinarias? ¡Ah! Cuánto he pensado. En eso estriba lo grande de la teoría del Astrólogo: los hombres se sacuden sólo con mentiras. Él le da a lo falso la consistencia de lo cierto; gentes que no hubieran caminado jamás para alcanzar nada, tipos deshechos por todas las desilusiones, resucitan en la virtud de sus mentiras. ¿Quiere usted, acaso, algo más grande? Fíjese que en la realidad ocurre lo mismo y nadie lo condena. Sí, todas las cosas son apariencias… dese cuenta… no hay hombre que no admira las pequeñas y estúpidas mentiras que rigen el funcionamiento de nuestra sociedad.
¿Cuál es el pecado del Astrólogo? Substituir una mentira insignificante por una mentira elocuente, enorme, trascendental. El Astrólogo, con sus falsedades, no parece un hombre extraordinario, y no lo es… y lo es; lo es… porque no saca provecho personal de sus mentiras, y no lo es porque él no hace otra cosa que aplicar un principio viejo puesto en uso por todos los estafadores y reorganizadores de la humanidad. …
-¿La verdad de la mentira?
-Eso mismo. …”

Veamos ahora algunos hechos de la realidad y comparémoslos con la ficción de Roberto Arlt:
Luego del Golpe de Estado ocurrido el 6 de septiembre de 1930 en el cual un grupo de militares encabezado por el general José Félix Uriburu se apoderó del gobierno, derrocando al presidente Hipólito Yrigoyen y estableciendo una dictadura militar; por los medios de difusión se proclamaron numerosos infundios sobre el gobierno y la persona del presidente derrocado. Entre otras fue acusado de robar millones en pesos y en oro y de guardarlo en una bóveda en su casa. Según la prensa, lo vieron vecinos, funcionarios arrepentidos y su chofer. Al no encontrar nada, incendiaron el domicilio y lo exiliaron en la isla Martín García. (Las causas judiciales que en la actualidad están permanentemente en los medios conocidas como “la de los cuadernos” o “la ruta del dinero k”, entre otras muchas, ¿son simple coincidencia?).
Otro elemento fundamental para que esos ”animales”, en la expresión del autor del libro, que en realidad son personas ignorantes, que no necesariamente deben ser analfabetas, sino que desconocen por distintas razones temas de los cuales luego opinan con cierta erudición y convencidos precisamente por las mentiras, pequeñas o grandes que les transmiten fundamentalmente los medios masivos de comunicación, que sus cerebros debido al odio que acumulan hacia algo o alguién, les hace repetir como loros parlanchines y actuar en consecuencia, por ejemplo en la emisión del voto hacia determinado partido político o candidatos.
Este otro aspecto de penetración es el que define con mucha claridad el cantante de Divididos, Ricardo Mollo cuando expresa: “Hay algo que se llama alta rotación. Te ponen un tema todo el día en la radio y lo terminás tarareando. Con las noticias pasa igual”.
Esto lo podemos comprobar con nosotros mismos, en el seno de nuestro propio hogar, en el grupo de amistades, en los lugares de trabajo, en las colas de bancos y comercios, en los micros y en todo lugar público; por ejemplo, cuando la noticia del día que lanzan al aire los grandes medios masivos de comunicación es que en Venezuela y Cuba se vive en una dictadura, o que durante el gobierno anterior hubo una fiesta de la corrupción y así podríamos dar casos sobre cualquier otro tema. Pero si utilizaríamos el espíritu crítico del cual estamos dotados los seres humanos para hacer un análisis de dichas noticias nos llevaríamos una sorpresa en muchas de ellas.
Veríamos que tanto Venezuela como Cuba, esta última más que la primera, sufren el bloqueo económico que les impuso EE. UU. y los países lacayos de dicho imperio, lo que no les permite equilibrar sus economías, además nos enteraríamos que Venezuela posee una de las reservas petrolíferas más grandes del mundo, además de minerales como hierro, bauxita, carbón, cobre, oro, diamante y níquel. Estos son argumentos muy valiosos para querer dominar a dicho país, a pesar que el pueblo democráticamente ha reelegido a su presidente con el 56% de los votos. Con Cuba podríamos decir que el problema es más bien político y estratégico, pero reconocido por la OEA y otros organismos, precisamente que no son comunistas, tienen el mejor sistema educativo del mundo y pueden darse el lujo de ofrecer a todos sus habitantes un servicio de salud público y gratuito, que también ofrecen a cualquier habitante del planeta, por supuesto arancelado.
En el orden local, si hiciéramos el mismo análisis, veríamos que durante el gobierno anterior se construyeron 2128 escuelas, 695 jardines de infantes, 53 escuelas técnicas, 15 nuevas universidades. Además 15 millones de personas accedieron por primera vez al servicio de agua potable y 11 millones al servicio de cloaca, 4,7 millones de alumnos accedieron a su primera computadora personal (notebook), 500 mil ciudadanos fueron los primeros de su familia en acceder a los estudios terciarios o universitarios, 10 millones de personas pudieron irse de vacaciones por primera vez, 7,8 millones de personas disfrutaron por primera vez de aire acondicionado en sus hogares, 4,8 millones de personas adquirieron por primera vez un auto 0 km. y 1,8 millones de personas lograron por primera vez comprar su casa propia con créditos sociales o hipotecarios del gobierno; entre otras numerosas obras públicas.
Si realmente hiciéramos un análisis crítico de las noticias y no nos dejaríamos influir tanto con las mentiras disfrazadas de verdad ni con la “alta rotación” con las que tratan de formatearnos el pensamiento, nos daríamos cuenta que Venezuela y Cuba no son las dictaduras que nos dicen, dándonos también cuenta que en nuestro país “democrático” hay presos políticos como por ejemplo Milagro Salas.
Tampoco iríamos cotorreando por donde nos puedan escuchar “se robaron todo, se robaron todo…”
Otros ejemplos y comparaciones podríamos hacerlas, pero nos llevaría un rato muy largo, cosa que me reservo por si algún día se me ocurre escribir un libro.
Que bueno será que recuperemos nuestro pensamiento crítico no sólo para los análisis políticos, sino para todos los actos y decisiones que debemos hacer en nuestra vida, con seguridad seremos más humanos y felices.
Hasta la próxima edición.
Nicolás Salcito

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