viernes, 6 de abril de 2012

A NUESTRO ARZOBISPO

SOBRE LA SITUACIÓN DE LA IGLESIA

Carta de un grupo de cristianos de Navarra
con motivo de la Pascua


Monseñor Francisco Pérez:
Los cristianos abajo firmantes, conscientes de la marcha de la Iglesia, preocupados por las circunstancias históricas que nos está tocando vivir y haciéndonos eco del sentir de muchos miembros de la Iglesia navarra y universal, nos dirigimos a usted para exponerle de modo sincero y respetuoso los siguientes temas.
Constatamos que dentro de la Iglesia, y a cincuenta años del Concilio Vaticano II, hay una gran falta de libertad de expresión. Es ya larga la lista de teólogos desautorizados por ejercer una teología libre y crítica. No creemos que personas como Joxe Arregi, José María Castillo, José Antonio Pagola, Juan José Tamayo, Andrés Torres Queiruga, Marciano Vidal y otros muchos, constituyan ningún peligro, ni para la Iglesia, ni para nuestra fe; antes al contrario, creemos que su labor es digna de encomio por su honradez, su honestidad intelectual y su coherencia de vida.
Creemos que están haciendo mucho bien a muchas personas al ayudarles a ser más adultos y maduros en su fe. Y reclamamos para ellos plena libertad de expresión en su tarea investigadora y divulgativa. La pluralidad de ideas enriquece a la Iglesia y el diálogo con ellas sirve a una humanidad diversa y necesitada de que se le haga llegar de modo comprensible la Buena Noticia.
Pensamos, por otro lado, que el modelo sacerdotal actual está históricamente agotado y que ha llegado la hora de preparar a los seglares y darles responsabilidades dentro de la Iglesia.
Es urgente también acabar ya de una vez con la discriminación que sufre la mujer dentro de una estructura eclesial excesivamente masculinizada y clericalizada. No queremos que en nuestras comunidades haya creyentes de primera y de segunda categoría, sino que hombres y mujeres estemos en igualdad de condiciones.
Es preciso ir avanzando y nombrar diáconos y diaconisas que vayan creando grupos de formación bíblica entre los creyentes y se hagan cargo de la animación en la fe y de la difusión del Evangelio de Jesús. Son ya demasiadas las parroquias que están siendo desatendidas o atendidas insuficientemente. Está situación es especialmente dramática en las zonas rurales.
Conscientes de que la Iglesia está llegando con mucho retraso a la tradición democrática, reclamamos la renovación de los actuales órganos eclesiales con un espíritu realmente democrático; que no sean meramente consultivos, que cuenten con la presencia de hombres y mujeres, de clérigos y seglares, y que sirvan para oír todas las voces, para dialogar con serenidad y apertura de miras.
Una Iglesia más transparente en sus estructuras y mecanismos de gestión puede ayudar a ver hoy en la democracia un signo del Reino de Dios. Favorezcamos unos espacios donde esté reconocido el pluralismo y la diversidad de dones dentro de un mismo espíritu evangélico. La constitución de los actuales órganos parece sólo pensada para hacer de correa de transmisión del pensamiento de ustedes, haciendo oídos sordos a las necesidades y retos de la cultura actual y cerrando el paso a cualquier auténtica renovación.
Gustosos nos sumaríamos, y nos sumaremos, a la tarea de una nueva evangelización, de la que ustedes hablan con entusiasmo. Pero a una evangelización que lo sea de verdad, es decir, que suponga que nuestra Iglesia se ponga en actitud de evangelizarSE, de convertirse a los valores de Jesús de Nazaret, haciendo pasar a un segundo plano todo lo accesorio: ese conjunto de decretos, normas, cánones y preceptos que son convenciones históricas, contingentes y transitorias y que, sin embargo, en nuestra Iglesia se convierten con demasiada frecuencia en verdades canónicas y vinculantes, eternas e inmutables, lo que supone un auténtico obstáculo para una evangelización que debe hacerse en el formato de la cultura de los hombres y mujeres del S.XXI.
Nos gustaría también que ustedes se moderasen en sus declaraciones sobre moral sexual y comenzasen a hablar con claridad y públicamente, siguiendo la tradición profética, de las injusticias que, perpetradas por unos pocos, están haciendo sufrir en esta coyuntura histórica a tanta gente: los parados, los desahuciados, los desalojados, los marginados…
Y que denuncien, sin eufemismos ni atenuantes, las escandalosas diferencias entre los países ricos y los pobres, los conflictos bélicos, el maltrato y muerte de mujeres a manos de la violencia machista, la discriminación por razón de orientación sexual y, en suma, a este inicuo sistema neocapitalista liberal que tantos crucificados está produciendo. Todos ellos esperan de ustedes y de nosotros una palabra de denuncia y un apoyo efectivo; hay que bajarles de la cruz.
O estamos a las alturas de las circunstancias, o perderemos una oportunidad histórica de extender el Evangelio y con ello la posibilidad de un mundo más fraterno, con menos sufrimiento, ese otro mundo posible que Jesús denominó “Reinado de Dios”.
Le rogamos, por último, que haga traslado de este texto a sus hermanos obispos y a los miembros de la Conferencia Episcopal. Nosotros lo daremos a conocer a través de la prensa.
Reciba nuestro afectuoso y fraterno saludo,
                                             Pamplona, Pascua del año 2012

Pedro Miguel Ansó –Mª Asunción Aseguinolaza -
Leoncio Amado Azpilicueta - Isabel Eizaguirre–
Mª Vicenta Esarte– Begoña Esparza – Agustín Escaray – Leonor Fagoag - Joseba Goikoetxea –
Mª Eugenia Goñi - Sagrario Goñi– Alberto Goñi –
Jesús Aleixandre Aseguiolaza - Juana Indurain -
Mª Jesús Iriarte – Alicia Martinicorena– Maribel Murillo– Roberto Oiz – Miguel Orradre– Javier Pagola -
Mª José Pérez– Mª Asun Sanchis– Maite San Martin–
Maribel Turias - Guadalupe Úcar– Magdalena Vázquez-
Delia Esther Zabalza
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