sábado, 16 de junio de 2012

LA SEMANA POLÍTICA


Los minicacerolazos no son graves sino cierto enfriamiento económico
El rechazo a Reposo como Procurador es un tema menor, igual que los
cacerolazos de poco ruido en barrios ricos de la Capital. El problema
más serio es cierto enfriamiento de la economía, con suspensiones de
personal.
EMILIO MARÍN

Los medios monopólicos y la escuálida oposición política festejaron el
fracaso del oficialismo en nombrar a Daniel Reposo como Procurador
General. Tienen derecho al festejo porque es el único gol que hicieron
en varios partidos.

El candidato decidió bajarse cuando los hechos cantaban que en el
Senado no iba a reunir la cantidad de votos necesarios para su
designación. Con su renuncia a la presidenta se salvaron -él y sobre
todo el gobierno nacional- de una votación adversa. El titular del
bloque cristinista, Miguel Pichetto, habrá respirado aliviado porque
no es mago y no podía reunir dos tercios de los senadores.
Las malas notas de Reposo en Derecho, con promedio de 4,7, dieron
pasto a las fieras, que también se cebaron con sus errores de tipeo
(sic) en su currícula. Es verdad que genios como Albert Einstein no
habían tenido brillantes notas en la escuela (en un certificado que se
puede ver en Internet tenía cinco 4, otros tantos 5 y 6. Pero las
torpezas del candidato a Procurador las cometió cuando tenía más de
veinte años y ahora que es bien mayor de edad. Está claro que no es
Einstein.

Se trató de una clara derrota política, aunque puntual, del
oficialismo. ¿Quién tiene la responsabilidad, además del candidato al
que no le daba el pinet?
A juicio del cronista una parte de culpa debe asumirla Amado Boudou.
Para defenderse de acusaciones ante la justicia no tuvo mejor idea que
denunciar a un muy buen juez, como Daniel Rafecas, y provocar la
renuncia de Esteban Righi, que realizaba bien su tarea como jefe de
los fiscales. Por añadidura, en contra de Boudou, hay que recordar que
Reposo era políticamente una persona vinculada con él.
Se podría concluir que el vicepresidente ha complicado más de lo que
ayudado en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. Y
lamentablemente para ésta, esos daños colaterales aún no han
terminado.
La presidenta también propuso y sostuvo hasta el último momento a un
candidato como Reposo con muchas falencias. Quizás sea apropiado que,
luego del tropiezo, la jefa del Ejecutivo reflexione sobre la
necesidad de que, ante casos análogos, realice mayores consultas, que
vayan un poco más allá de su círculo político más íntimo. Y que en
particular piense dos veces antes de avalar algo o alguien que venga
vinculado con Boudou, otra decisión exclusiva suya en 2011 que no está
dándole buenos resultados.
Con Reposo o sin él, poco cambia de la política. No se cae el gobierno
por esa frustración ni se levanta por eso la oposición. Es una
anécdota, como hasta ahora lo son los cacerolazos, que tienen más
repercusión en TN que participantes. Y la que tiene vive en barrios
con un sentido de clase tan acomodado que no hay cómo disimularlo. Sus
insultos, sus ropas, sus perros y su forma de hablar remiten a
porteños de clase media y clase media alta a los que todavía les arde
y duele el 54 por ciento de octubre pasado. Sus golpes a periodistas
de 678, también tienen ese sentido de clase.

No bajar la guardia
Esos detractores furiosos no logran mover el amperímetro ni
convertirse en movilizaciones de masas como las de 2008. Ante esa
pequeñez numérica, el gobierno los ningunea; su principal preocupación
es “no caer en provocaciones”. Hay terror a que manifestantes del
Frente para la Victoria y  afines pudieran enfrentarse en la calle con
los caceroleros de teflón y los que van al campo una vez a la
quincena.
Hasta ahora esa desmovilización oficial no es mal vista por sus
numerosos seguidores. Habrá que seguir la evolución de los
acontecimientos, porque los ricos productores agropecuarios
nacionalizaron su lock out con un alcance semanal. Y en algunas rutas
controlaron y demoraron camiones con carga de cereales, que fueron
derramados en la banquina, y de hacienda en pie. En ciertos casos la
policía avaló sus procedimientos ilegales de control.
En el gobierno temen la foto de marzo de 2008, cuando Luis D´Elía y
otros referentes del kirchnerismo fueron a recuperar la Plaza de Mayo
ocupada por los sojeros. Y en la ocasión voló un trompis del titular
de la Federación de Tierra y Vivienda contra un provocador productor
entrerriano.
Aquella lectura es errónea. Nunca se terminará de agradecer a D´Elía
su gesto que ayudó a defender la democracia. Las declaraciones de
Carta Abierta vinieron después; lo que más corrió a los destituyentes
del histórico lugar fue aquella piña, legítima.
Ahora las cosas son diferentes. Los sojeros movilizan, cuando pueden,
a sus familiares directos y peones que no pueden decir que no al
patroncito. No parecen un gran peligro, pero sería un error bajar la
guardia y rehuir la movilización ciudadana en defensa de una
democracia con distribución del ingreso, donde paguen sus impuestos
los que más tienen.
La diferencia está clara. D´Elía y su partido MILES hizo una asamblea
y pidió una coalición que ponga proa a la reforma constitucional. “El
Negro” hoy no apunta a Plaza de Mayo sino a un movimiento social hacia
una futura Constituyente, aunque los dos objetivos no son
contrapuestos.
No se deberían subestimar a la derecha por ciertos movimientos
económicos y políticos de la semana.
La movida alrededor del dólar tuvo su impacto. Según los informes del
Banco Central, en el último mes salieron de las entidades 1.600
millones de dólares. En la última semana fueron 600 millones. Un
economista de la contra, Roberto Cachanovsky, se ufanó que la mayoría
de los que retiraron depósitos pertenecen “al chiquitaje”, de entre
mil y 5.000 dólares. Si es cierto, da una idea de lo prolongada que
será lo que Cristina llamó “batalla cultural”.
El arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, arremetió contra la
presidenta, a propósito de las sanciones contra una alumna que en un
colegio católico habló en vísperas del pasado Día de la Memoria. Esto
también aconseja no bajar la guardia. Los enemigos de los derechos
humanos no se rinden.

¿Frío, frío?
Ya se sufren las bajas temperaturas de un otoño que marcha hacia más
frío aún. Pero aparte de eso, del que se ocupan Nadia, Eschoyez y
otros pronosticadores, hay que hablar del que afecta a actividades
económicas.
La conducción de la Unión Industrial Argentina, afín al gobierno,
admitió que la producción industrial cayó en abril 3 por ciento
comparada con igual mes del año pasado. De todas maneras, el primer
cuatrimestre aún fue positivo, en la comparación, pero por poquito:
1,1 por ciento.
La industria automotriz, una de las cartas que siempre exhiben la
presidenta y la ministra de Industria, Débora Giori (subidas a
tractores o camiones de la Fiat y de otras marcas, en actos
empresarios), viene para atrás. Según la cámara de las terminales
extranjeras, Adefa, la producción disminuyó 24,4 por ciento, las
ventas al mercado interno 15 y las exportaciones 45.
Los motivos pueden ser varios, pero resalta la falta de compras o las
demoras o disminuciones de pedidos desde Brasil, siendo que la
industria automotriz radicada en Argentina (no se puede decir que sea
argentina) es 80 por ciento “Brasil-dependiente”.
Un reflejo de esos problemas es que algunas terminales ya comenzaron a
suspender personal. La marca francesa del rombo suspendió a sus 2.000
operarios por tres jornadas en su planta de Santa Isabel. Y la
italiana dispuso también reducir las jornadas y suspender a sus
operarios de Ferreyra.
Esas malas novedades deberían ayudar a otra reflexión del gobierno
nacional. ¿Se corresponden esas suspensiones con la cantidad de dinero
que el Estado ha entregado a esos monopolios en subsidios como el
Repro o créditos subsidiados como los del Bicentenario?
A las terminales les dieron 1.000 millones de pesos con créditos a
tasa anual del 9.9 por ciento fija en pesos. Sólo a Fiat le
adjudicaron 565 millones de pesos. ¿Y pagan con estas suspensiones de
sus trabajadores ante el primer nubarrón que surca San Pablo?
Con la industria automotriz le pasa a Cristina algo similar a lo de
YPF. Durante largos años sólo se anunciaban en ese rubro petrolero
noticias supuestamente positivas, hasta que se chocó con la realidad.
Aquí pasa algo parecido. La presidenta fue a todas las inauguraciones
y anuncios, en Renault, Fiat, Toyota y Peugeot, y supuestamente todo
iba en dirección al plan de fabricar casi dos millones de vehículos en
2020 (¿aguantarán el medio ambiente y las rutas?).
Y de golpe con el estornudo de Brasil se resfría “nuestra” industria
automotriz, cortándose el hilo por lo más delgado, sus empleados.
Aunque a la presidenta y Héctor Timerman no les guste, convendría
adoptar más medidas proteccionistas y blindarse más contra los
coletazos de la crisis internacional.
A contramano de ese proteccionismo necesario, el canciller informó
esta semana, muy orgulloso, que “Argentina se encuentra entre las once
economías con mayor apertura a la inversión del mundo y se ubica
segunda entre los miembros del G-20”. Añadió: “en América latina, el
país también es la segunda economía más abierta, detrás de Colombia
(…) Argentina está entre los principales países que defienden la
inversión extranjera”. Daban ganas de decirle, no aclare más que
oscurece…






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Sergio Ortiz
face: Sergio Ortiz
twitter: sergioortizpl

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